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En el gobierno nacional se ilusionan con algunos datos positivos de reactivación en materia económica, tras el parate por la pandemia de Covid-19, pero admiten que eso todavía está muy lejos de poder percibirse en la sociedad.
Porque si el mes es caliente en general, lo es mucho más en esta oportunidad, en que se cumplirán 20 años del estallido de 2001, en el que cayó el gobierno de la Alianza, encabezado por Fernando de la Rúa, y hubo un quiebre feroz entre la sociedad y la clase política en pleno. Se trata del “fantasma del 2001″, como coincidieron en definirlo ante La Nación en distintos despachos del Ejecutivo nacional, aunque nadie cree que el hecho pase a mayores.
En el Gobierno coinciden en asegurar que se “está muy lejos” de que eso se repita, pero son conscientes de que el aniversario, con número redondo, sacará muchos militantes a la calle. “Eso siempre genera preocupación, pero claramente no se ve un intento de violencia o desestabilización, para nada”, confía una de los funcionarios que más y mejor conoce sobre el tema. Pero la atención que suscita el tema hace que en ese sentido se ponga especial hincapié en la definición de medidas que apunten a la contención de los sectores sociales más desfavorecidos.
En ese sentido también refieren a que, a pesar de las presiones que enfrenta la cartera de Economía ante la necesidad de acordar con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el ministro Martín Guzmán “no pierde de vista lo que está pasando a nivel social”.
Lo que no está por ahora en los planes del Gobierno es la discusión de un salario básico universal (SBU), como planteó el dirigente de Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), Juan Grabois. La idea central del SBU es un subsidio más estable y fue desarrollado junto con el Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas (Ocepp). “El Gobierno no está negado a la realidad, pero no creemos que se pueda dar la discusión este año”, aseguraron a La Nación fuentes oficiales al tanto del tema.
”Todos los actores de la coalición tenemos que entender que entramos en otra etapa. El año próximo tiene que ser en el que se pueda avanzar”, detalló un funcionario sobre el funcionamiento de Gobierno y la necesidad de dejar atrás las diferencias en el Frente de Todos. En ese escenario, la inflación es la variable que más devela al Gobierno y que por ahora no logran dominar. Por ahora confían en que el eventual acuerdo con el FMI ayude a comenzar a bajarla y ordenar los números del país.
En el mapa de preocupación del Gobierno también ya se mira con preocupación lo que podrá pasar a partir del otoño en materia sanitaria, teniendo como referencia el espejo de lo que sucede en Europa con el fuerte nivel de rebrote de la enfermedad. “Hay que estar atentos, acelerar las terceras dosis y rogar que sea lo más leve posible”, admitió con preocupación un funcionario. /La Nación