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Casa Rosada consiguió consensuar medidas pero siguen las críticas internas y externas

La inmediatez de la crisis sanitaria y sus consecuencias económicas hicieron sentir a Alberto Fernández que la gira europea había ocurrido hacía mucho tiempo. Rápidamente quedaron atrás los hoteles de lujo, los encuentros con los líderes políticos del viejo continente, la monarquía española, las sonrisas relajantes, las cenas de gala, y la complicidad con la amplia comitiva argentina que operaba insistentemente en transmitir que todo lo que pasaba era un éxito. Hasta el haber omitido que el Papa le solicitara en reunión privada al Presidente que en lo sucesivo intentara no pedir audiencias en el Vaticano en momentos de internas partidarias y años electorales, quedó atrás en menos de 24 horas.

En Casa Rosada aguardaba la necesidad de comenzar a redactar un nuevo decreto que tuviera el mayor consenso posible entre los gobernadores y el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, a quien el espanto de los últimos números de contagios y fallecimientos, llevó a tener que acercarse a las posiciones del gobernador bonaerense, Axel Kicillof y el propio Fernández, conteniendo al ala dura de Juntos por el Cambio, que entiende que gran parte de su electorado está asustado y prefiere mayores restricciones, pero no deja de criticar el hecho objetivo de que falten vacunas, algo que el propio Gobierno nacional empezó a asumir con reticencia y demasiadas justificaciones.

En las discusiones al interior de la administración del Frente de Todos, obviamente está la pandemia, pero principalmente la inflación y la crisis económica que ésta genera y que no da respiro. Desde las huestes cercanas a la vicepresidenta, Cristina Kirchner, se escuchó la voz de la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, quien en su clásico mensaje de los jueves, desde hace un año ya no desde la ronda en la histórica Pirámide de Mayo por la situación sanitaria, le dijo al titular del Poder Ejecutivo «parece que con el viaje, con la visita al Rey, todas esas cosas, le agarró como una nube, y cuando llega acá tiene que bajar a la realidad. La gente no come. No hay agua en las villas», y «con la carne se está haciendo un quilombo, ¿quiere que le diga una cosa señor Presidente?.. no vamos a poder comer carne los argentinos. Yo soy jubilada, tengo pensión y jubilación, así que soy una privilegiada si usted quiere. Piense en los que tienen una. Ayer compré cuatro churrasquitos más chiquitos que la palma de mi mano y dos ruedas de caracú con carne, 1000 pesos!.. 730 gramos de carne, mil pesos en una carnicería de barrio que vende barato, que tiene precios económicos. Dylan seguramente con eso no come ni una vez al día. Nunca me dijo cuánto gasta para darle de comer a Dylan. Yo quiero que coma Dylan, no le quiero sacar la comida», aclaró.

En referencia al plan de «Precios Cuidados», la veterana dirigente de Madres expresó «eso de las góndolas a parte, para los pobres, que me parece terrible, una discriminación, la comida para los pobres, los precios injustos para los pobres, los precios no cuidados; no da resultado!. Los pobres están comiendo para subsistir, un niño tiene que comer para crecer».

Las críticas de ese sector, en las palabras de Bonafini, también fueron para el sistema de comunicación presidencial y la forma de administrar la pandemia. «Eso de andar tanto por los canales de televisión tampoco es bueno señor Presidente, y no haga tantas reuniones, se pierde mucho tiempo. Yo una vez dije -pará la mano Macri-, y ahora voy a tener que decir, pará la mano Alberto. Basta de reuniones, de preguntar, y tome decisiones fuertes (sobre restricciones sanitarias y precios), las que haya que tomar más allá de Larreta, Macri, los del Campo, más allá de todos los que quieren destruir al Gobierno, sentenció la mujer con más de 45 años en la lucha por el esclarecimiento en la desaparición de 30 mil personas a manos de la dictadura cívico militar que azotó a la Argentina entre 1976 y 1983, y subrayó «tome una decisión con fuerza, que los gobernadores se hagan cargo de su responsabilidad. El Pueblo lo va a acompañar, la gente lo va a apoyar. A medida que usted vaya aflojando con los ricos tiene menos apoyo del Pueblo, y cuando lo vayan a votar, no le pida al Pueblo que no escuchó, al que no le dio bola, que no recibe, los votos».

La falta de vacunas también fue cuestionada por la rama kirchnerista de la coalición gobernante a través del mensaje de Hebe de Bonafini. Al respecto manifestó que «parece que el señor de México (el presidente Andrés Manuel López Obrador) hizo un concubinato con los yankis y nos afanaron (robaron) las vacunas, así que usted que va a hablar con él señor Presidente, también póngase duro, no sea condescendiente. Nosotros necesitamos las vacunas como los yankis, o más que ellos. Todo el mundo sabe lo que está pasando alrededor, ¿el único que no lo sabe es usted?, ¿o le hacen el diario de Yrigoyen?.

Estos reclamos del ala que encabeza Cristina Kirchner se reflejaron en tres hechos concretos: en primer lugar, la decisión de suspender las exportaciones de carne vacuna por 30 días, firmada por el jefe de Estado y motorizada por la Secretaria de Comercio Interior, Paula Español, algo a lo que los ganaderos respondieron con un cese de comercialización en el mercado interno que durará hasta el 28 de mayo. En segundo, la firma de un nuevo Decreto de Necesidad y Urgencia con un cierre duro de la circulación, actividad gastronómica y de otros rubros por nueve jornadas consecutivas, y en tercer lugar, el reconocimiento por parte del jefe de Gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, de un mal manejo en la compra de vacunas, al aseverar que «quizás ha sido un error que debemos asumir».

En ese contexto, Alberto Fernández aprovechó su participación virtual en la Cumbre Mundial de la Salud, en el marco del G20, para pedir un acceso equitativo a las vacunas contra el Covid-19. Vale decir que lamentablemente otra vez se notaron las tardanzas y corridas contrarreloj para dar a conocer las limitaciones que el jueves a la noche anunció por Cadena Nacional el propio mandatario, y la impericia y discriminación a la hora de informar por parte del equipo de comunicación de Presidencia de la Nación.

Las normas se publicaron en el Boletín Oficial recién 24 horas después del discurso del máximo funcionario de Casa de Gobierno, y generaron mucha confusión con respecto a qué personas eran consideradas esenciales, o no, a la hora de poder desarrollar sus actividades en este período de confinamiento. Los controles para hacer cumplir las normativas es otro punto turbio de este período que pretende detener el crecimiento de casos de Coronavirus, mientras persiste la tensión por no poder superar el 10 por ciento de la población con al menos una dosis  de alguna vacuna, y la complicación que se generó con la segunda aplicación de la Sputnik V, esto, por problemas de producción del laboratorio Gamaleya y la prioridad que le otorgó la Federación Rusa, a completar la doble inoculación en su población, algo que explicó la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti.

Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada y el Parlamento nacional argentino para FM Concierto 105.5

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