ActualidadCasa Rosada

Casa Rosada tuvo una semana de enojos y justificaciones que oxigenó Putin

Mientras los números oficiales de contagios y fallecimientos por el Covid-19 seguían su curva ascendente al comenzar la semana que se fue, la discusión al interior de la coalición que gobierna la Argentina, el Frente de Todos, giraba en torno a la realización o no de la Copa América. Finalmente se impuso el criterio de un sector del ala que lidera Cristina Kirchner; dejar en manos de la Confederación Sudamericana de Fútbol la responsabilidad de elegir otra sede. La voluntad presidencial de justificar la ejecución de semejante torneo mientras que a su vez se predica la no apertura de escuelas y otras restricciones que hunden cada vez más la actividad comercial, fue representada hasta donde se pudo por la voz de la ministra de Salud, Carla Vizzotti. El ministro del Interior, Eduardo de Pedro, fue quien plantó el desmonte de la intentona de Alberto Fernández, e inclusive, de algunos de sus colegas de La Cámpora.

Zanjado el asunto y exportado a Brasil, a Fernández se le impuso el volver al ruedo de criticar a los distritos que fomentan la vuelta a clases, especialmente la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en manos de la oposición de Juntos por el Cambio. El misil teledirigido desde la Residencia de Olivos que llevaba escrita la consigna «jugar con fuego» no tenía otro destinatario que Horacio Rodríguez Larreta, quien de todos modos, y a estas alturas de las circunstancias, está más preocupado por los frentes internos que le abre el ex mandatario, Mauricio Macri y otros actores más de ese espacio, para jaquear su postulación a presidente en el 2023, que por sus disputas con el oficialismo.

Estos días representaron para el titular del Ejecutivo nacional una seguidilla de justificaciones. Encabezando la lista, el voto de la Argentina en la Organización de la Naciones Unidas junto a China, Cuba, Venezuela, Bolivia y México, para que se investigue si el Estado de Israel cometió Crímenes de Guerra en sus ataques a la Franja de Gaza. La lógica aceitada del acuerdo entre la vicepresidenta y su compañero de fórmula, que escandaliza al mundo mediático pese a ser obvia desde el principio, se mantiene. Las decisiones políticas de peso se definen en el despacho de la presidenta del Senado, y el máximo funcionario en Casa Rosada da las explicaciones, en este caso, frente a las autoridades de la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas, que tuvo que recibir en el palacio gubernamental con las quejas del caso.

El segundo alegato (encubierto) de Fernández, fue el que hizo en un acto de entrega de viviendas en la provincia de Buenos Aires, y tuvo que ver con aducir que las subas en las tarifas de luz y gas, que decidió su administración, son mucho más bajas que las que iba a imponer el gobierno de Cambiemos, que lo precedió. Esa fue otra discusión en la alianza frentista que se dividió entre los que pretendían aumentos de dos dígitos y los que aconsejaron no tocar nada hasta que pasaran las elecciones postergadas por la Emergencia Sanitaria para septiembre y noviembre. Se acordó un 6 por ciento para el gas y 9% para la electricidad, y que el mensajero fuera otra vez el jefe de Estado, para, como se dice en el ajedrez, proteger el alfil con el rey, es decir, sostener al ministro de Economía, Martín Guzmán, con una movida de un casillero del Presidente, quien por ser la prenda de unión del FdT, no corre peligro de jaque como su funcionario discípulo de Joseph Stiglitz.

La presidenta del PRO, Patricia Bullrich, parece haber tomado nota cuando un periodista crítico al peronismo comentó antes de que el ex jefe de gabinete de Néstor Kirchner asumiera la primera magistratura del país, una debilidad de Fernández: «no soporta que lo critiquen». Así es que fiel a su naturaleza, dio entidad a las denuncias públicas que hizo la dirigente macrista, que aseguró que Argentina no tiene vacunas de Pfizer porque el Gobierno nacional le pidió «retornos» a la firma farmacéutica estadounidense, contestándole por medios de comunicación con línea editorial oficial, que le enviaría una carta documento por las acusaciones. En los pasillos de Balcarce 50 algunos cuestionaron la actitud del mandatario, y se animaron a preguntar en voz baja «¿quién lo asesora?.

Para sumar más berrinches internos, la titular del área sanitaria, Vizzotti, no tuvo mejor idea que dictar en conferencia de prensa la tapa de los diarios del día siguiente con una frase de originada en la quinta presidencial, «bajen la obsesión con Pfizer». El remate lo hizo el propio jefe de los ministros nacionales, Santiago Cafiero, en la exposición que la Constitución Nacional establece en el Parlamento al menos una vez por mes. En el recinto de la Cámara Alta le dijo a los opositores que «parecen visitadores médicos y no dirigentes políticos». Ambas frases se celebraron intensamente entre la militancia frentista, pero no fueron pocos los que reconocieron que se está borrando con el codo aquello que se escribió en campaña: tener un presidente dialoguista.

Otro flanco que los opositores usaron en este año electoral para vituperar la gestión del Frente de Todos, fue el rescate que se hizo de la firma metalúrgica, IMPSA, perteneciente al poderoso Grupo Pescarmona, sinónimo del «asistencialismo» que el Estado argentino, con diversas administraciones, incluyendo la dictatoriales, le ha brindado a un selecto grupo de empresarios locales. A lo que apuntó la dirigencia opositora no fue a cuestionar a Enrique Pescarmona, el mismo que en un coloquio de IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina) manifestara textualmente en noviembre de 2016: «las chicas de 14 años se hacen preñar por unos mangos», en referencia a las mujeres que reciben ayuda estatal mediante la Asignación Universal por Hijo (AUH), sino al hecho de que no se brinde el mismo trato a los más de 41 mil comercios y pequeñas industrias que quebraron producto de la extensa cuarentena que comenzó el 20 de marzo del año pasado (2020).

En la sede mendocina de la compañía, nuevamente fue Alberto Fernández el que salió a justificar el salvataje a la multimillonaria corporación Pescarmona aduciendo que si IMPSA caía y no recibía $1.362.900.000 como ayuda del Estado nacional, esa provincia se perjudicaba y también la Argentina, apuntando sus cañones a uno de sus opositores más acérrimos, el ex gobernador de Mendoza, actual diputado, y titular de la Unión Cívica Radical (UCR), Alfredo Cornejo, quien no hace mucho aseguró que su provincia tiene todas las posibilidades para ser independiente y no depender del gobierno central con sede en la opulenta Capital Federal.

Las cartas electorales con las que cuenta el Frente de Todos giran en su totalidad en torno a la llegada de vacunas y al crecimiento exponencial de las inoculaciones, ya no de la cada vez más vapuleada economía. Por eso, además de anunciar con bombos y platillos cada avión que aterriza en Ezeiza con fármacos para combatir el Coronavirus, Fernández se dio el gusto de cerrar el viernes anunciando junto a Vladimir Putin, en una teleconferencia en el marco del Foro Económico de San Petesburgo, el comienzo de la producción de la Sputnik V en el país, igual que Serbia.

A los enormes agradecimientos a la Federación Rusa y a su líder, catalogado por la opositora Elisa Carrió como un dictador, se sumó una última actividad extra en Olivos, y no menos importante para Fernández y varios funcionaros kirchneristas; recibir al animador televisivo, Marcelo Tinelli. Algo que demuestra el lado frívolo de la política pero que además desnuda otra vez el Talón de Aquiles del Presidente. En este caso, las críticas en formato humorístico que el conductor del ciclo Showmatch, con imitaciones que no resultan simpáticas al oficialismo, produce en un Sketch que fue bautizado como «Politichef». Una parodia a la franquicia de entretenimientos donde figuras conocidas en el ambiente artístico compiten ingresando al mundo gourmet.

Desde el lunes se retoma el déjà vu previo a las fechas de vencimiento de decretos restrictivos por la pandemia. Comenzarán las ruedas de consultas con el Comité de Expertos para analizar los datos de transmisión viral y los decesos, y después la búsqueda de consensos con los gobernadores de los 23 provincias y el alcalde porteño. En el medio, un poco de aire para Fernández. El día miércoles 9 de junio, su par español, Pedro Sánchez, llegará a la Casa Rosada con una comitiva de 70 personas, la mayoría empresarios. Será para anunciar inversiones en el país por 4.500 millones de Euros. Es la primera visita oficial de un jefe de Estado extranjero durante la gestión de Fernández-Fernández.

Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada y el Parlamento nacional argentino para FM Concierto 105.5

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba