Con la imparable suba del dólar y la inflación Massa complica sus chances presidenciales
Finalmente llegó el tan temido «día después» de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias en las que el oficialismo sufrió una inesperada derrota, quedando tercero en el panorama electoral nacional. La victoria del libertario Javier Milei llevó al Banco Central de la República Argentina a permitir una suba de casi el 22 por ciento del dólar oficial, que quedó en $365,50.
Ese perjudicial salto de la moneda estadounidense formal, hizo llegar al libre por arriba de los 700 pesos, con una inevitable transmisión a los precios de alimentos y a todos los rubros del mercado, que no para de recibir golpes inflacionarios desde que asumió el actual candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa.
El intento de la cartera de Hacienda por achicar la brecha entre los tipos de cambio no hizo más que provocar este desbarajuste que también incrementó el valor de los dólares financieros, que se fueron por las nubes y generó que el Gobierno imponga más restricciones para acceder al dólar MEP (Mercado Electrónico de Pagos).
La medida tiene el objetivo de sumar reservas, acatando lo que exige el Fondo Monetario Internacional. Sumando la devaluación del mes, el salto cambiario es del 30% y es lo que reclamaba el FMI a Massa para desembolsar los 7.900 millones de dólares, que el organismo recién dará en los próximos dos meses. Dinero, que de todos modos, no reforzará las arcas del BCRA, sino que servirá para abonar al propio organismo multilateral. El mismo que el candidato de UP dijo que hay que sacarse de encima.
El entendimiento anunciado semanas atrás, antes de los comicios, incluyó un pacto no escrito. De esa manera el ente financiero global hizo público lo negociado pero no liberó los fondos a la espera de que terminada la votación, Massa cumpliera lo prometido a Kristalina Georgieva. El ministro de Economía había prometido en marzo pasado que antes de hacer una devaluación dejaba el cargo, porque sería un problema para los asalariados. Eso nunca pasó. Vale decir que el Central dio a conocer que subirá 21 puntos las tasas de interés, que quedarían así en 118 por ciento nominal (197% efectiva).
La semana pasada el dólar oficial cerró apenas por debajo de los $300. Este salto implica un giro de 180 grados en la política económica. Para algunos es el fin del denominado crawling peg -o la devaluación por goteo- para pasar a los saltos devaluatorios con congelamiento clásicos posterior.
La decisión de Massa abre dos grandes interrogantes. El primero es cuánto será el pass through, es decir el pase a costos; ergo, a precios, algo que resulta inevitable en la Argentina. Ese es el dato políticamente más sensible porque en este contexto de altísima inflación otro incremento estaría liquidando todas las chances electorales que tienen, a estas alturas, unos pocos oficialistas. No son pocos los que entienden que el resultado en las urnas y las últimas medidas entierran las ambiciones del líder del Frente Renovador, quien recibió el apoyo de Cristina Kirchner, los sindicatos más poderosos de la Confederación General del Trabajo, sectores PyMe y de empresas del denominado círculo rojo.
Es por eso que junto con la devaluación se informó que el congelamiento del tipo de cambio será hasta las elecciones generales. Otro intento de pagar el costo político y social ahora, con la finalidad de llegar a octubre con una situación mínimamente bajo algún tipo de control. A estas alturas, casi una entelequia.
Muchos entienden que será necesario un nuevo sacudón devaluatorio. En los mercados entienden que si la brecha se mantiene por arriba del 100%, en algún momento será necesario otro retoque a la cotización del dólar oficial, y en ese caso, lo poco que se pueda sostener tendrá un destino mucho más complicado que el actual.
Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada y el Parlamento de la República Argentina para FM Concierto 105.5