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Cristina Kirchner se despega del posible ajuste que haga Fernández en su afán de negociar con el FMI

La vicepresidente Cristina Kirchner, entiende que sus gestos son interpretados siempre en clave política. Sea que publique mensajes en sus redes sociales o mantenga un estratégico silencio. Esta vez la ex mandataria se expresó mediante una carta titulada «Los silencios y las curiosidades». Tras haberse corrido del centro de la escena y haberle dejado el protagonismo a Alberto Fernández luego de la «remontada» electoral que dio un poco de oxígeno al peronismo, vuelve a decir lo que piensa sobre las negociaciones con el FMI, la oposición, la derrota en las legislativas y sobre el propio titular del Ejecutivo, sea de manera directa o por elevación.

La titular del Senado de la Nación no deja nada librado al azar, y por eso no es casualidad que haya citado un discurso de Alberto Fernández en el acto del 9 de Julio, a modo de recordatorio sobre el compromiso que el mandatario asumió con su propia base electoral.

Ese en el que dijo textualmente: «nunca esperen de mí que firme algo que arruine la vida del pueblo argentino, nunca, nunca. Y espero que me entiendan, porque si alguien espera que yo claudique ante los acreedores o que claudique ante un laboratorio, se equivoca. No lo voy a hacer. Antes me voy a mi casa».

En ese momento el Presidente le hablaba al kirchnerismo, que lo criticaba sin eufemismos. La alusión a «claudicar ante un laboratorio» estaba referida a una frase que el jefe del bloque oficialista, Máximo Kirchner, pronunció días antes de ese discurso en la cámara de Diputados, donde dejaba en claro que el Gobierno tenía una actitud débil y cedía ante la presión de Pfizer, en el marco del debate por las vacunas contra el Coronavirus.

El primogénito de CFK advertía sobre la señal de debilidad que implicaba introducir cambios a la ley de vacunas, justo cuando el país tiene por delante la negociación con el Fondo Monetario Internacional.

En este caso, Alberto Fernández, vuelve a ser el primer destinatario de la misiva, que recordó que «la lapicera la tiene él», tomando distancia de las decisiones económicas por venir. A hora de referirse a las condiciones de un acuerdo con el Fondo advirtió que, de acuerdo a lo que se firme, se puede definir el si habrá crecimiento o un ajuste permanente. No es casual, como sabe cualquier usuario de las redes, que haya elegido las mayúsculas para recalcar que el país necesita crecimiento «CON INCLUSIÓN SOCIAL».

El diagnóstico del kirchnerismo es que la debacle electoral en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias se debió al insuficiente gasto público y a la mala gestión de la asistencia social, que hizo que los segmentos de mayores ingresos no se enteraran de que la economía se está recuperando, según entiende el Frente de Todos.

Cristina cede así la iniciativa y la responsabilidad al jefe de Estado y a Juntos por el Cambio en el Parlamento en caso de que el nuevo plan plurianual se parece demasiado a un ajuste. En ese caso habrá una ruptura, y no le va a caber a ella sino al desvío presidencial de sus propias promesas. Vale decir que en los últimos días se produjo una polémica interna entre un cristinista puro, como es el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, que está insinuando nuevas medidas que repudia el sector agropecuario, y que preocupan a los funcionarios moderados como Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) que salió a desacreditar su posición.

El mensaje de Cristina tuvo también un claro destinatario en la oposición y hasta en el propio FMI. Había resultado muy sugestivo en los últimos días que los voceros del organismo reclamaran que el nuevo programa plurianual que envíe Alberto al Congreso –y que será la base para el acuerdo con el organismo- «deba contar con un amplio apoyo político y social». Y todos entendieron a qué se refería el FMI: no le importaba tanto el apoyo de Horacio Rodríguez Larreta sino el de Cristina Kirchner, la única persona con capacidad real de hacer que el plan económico fracase si no acompaña las medidas.

Estratégicamente la vice minimiza su propia influencia política, señalando que por ley, todo acuerdo con el FMI, deberá ser refrendado en el Parlamento. Es decir, por el conjunto de la representación política de la Argentina. La frase tiene efectos sobre el arco opositor, porque llega justo después de la victoria opositora que le otorga mayoría en el Senado y un triunfo a nivel nacional, que la Senadora reconoce, contrariamente a los que hizo el denominado «albertismo».

De esta manera CFK le avisa al Fondo que ella no tiene la fuerza política que ellos observan, ni capacidad de fuego para sabotear un entendimiento. De ese modo recuerda a los opositores que su victoria electoral conlleva la responsabilidad de tener que compartir un costo político en los dos años que faltan de mandato.

La vicepresidenta reflexiona que si el acuerdo con el FMI  libera las trabas para el crecimiento del país, buscará capitalizar esos logros como parte de su política de inclusión social. Si eso no ocurre, señala quienes serán los culpables, sea por acción u omisión. En la oposición se está produciendo un debate entre el ala «dialoguista» de Rodríguez Larreta, Diego Santilli, María Eugenia Vidal, y parte de la Unión Cívica Radical, enfrentado al sector «duro» de Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Miguel Pichetto. El ex presidente, desde la misma noche de la elección legislativa, advirtió sobre la «trampa» que puede ser acudir al diálogo social al que convoca Fernández. «Hay que entender qué significa ese llamado, quién lo hace, quién va a gobernar en los próximos dos años en Argentina. ¿Lo hace el presidente? ¿Tiene el apoyo de la vicepresidenta, de La Cámpora, de Massa, o es sólo él?», planteó el creador del PRO.

El titular del Ejecutivo extendió la convocatoria al diálogo con acusaciones a la gestión macrista por las consecuencias de la toma de deuda externa, e intentó provocar una fisura opositora al decir que no le interesaba dialogar con Macri sino con la «oposición responsable». La carta de Cristina se mete también en la fisura entre «halcones» y «palomas» de la oposición y reclama asumir costos políticos del acuerdo con el organismo de crédito internacional. CFK le dice Mauricio Macri que si realmente quiere la reducción del déficit fiscal, la suba de tarifas y la disminución en la financiación monetaria del gasto público, tendrá que asumir un costo político en el Congreso nacional.
La ex presidenta no se refirió a su sobreseimiento en la causa judicial Hotesur/Los Sauces por lavado de dinero. Esta nueva manifestación pública saca de la agenda mediática las críticas sobre los jueces que la beneficiaron, y tampoco sobre posibles resoluciones similares en otros procesamiento que aún mantiene. Lo que queda claro es que la mujer que armó la fórmula que promovió a Alberto Fernández al sillón presidencial sigue siendo la jefa política del frentetodismo, pese al proyecto emancipatorio del Presidente que promueve la CGT y las desmembradas organizaciones sociales albertistas que dependen de que quien los cobija no pierda poder en el entramado gubernamental.

Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada y el Parlamento nacional argentino para FM Concierto 105.5

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