Crónicas de una derrota inesperada en el búnker de Unión por la Patria
Con el pasar de las horas, la jornada se iba oscureciendo y las caras entristeciendo. Tanto que antes de lo esperado Sergio Massa tuvo que salir a reconocer la derrota. Los murmullos y los reclamos de algunos militantes.
a expectativa del oficialismo, más allá de la victoria, es que a las 21 horas todavía se estuvieran esperando los números oficiales del escrutinio provisorio, para luego o salir festejar o esperar en el peor de los escenarios, si la diferencia no era tendencia irreversible. Lo cierto es que pasadas las 20 horas, ya Massa había salido a reconocer la derrota, felicitando a Milei y hasta anunciando un eventual retiro de la política.
No sólo eso, sino que a las 20.30, el interior del complejo Art Media del barrio porteño de Chacarita estaba completamente vacío de militantes y políticos que asistieron en la previa. Impensado.
La jornada del oficialismo, luego de emitir los votos, comenzó cuando los sectores sindicales fueron llegando pasado el mediodía al complejo C. Sobre la calle Corrientes, a la altura de Concepción Arenal ya cortaron la calle hasta Dorrego. Sobre Concepción Arenal entraba la prensa, y sobre Dorrego se juntaron diversos militantes que aglutina la CGT: estaba con fuerte presencia la UOCRA, UPCN, también la UTEP y más tarde Movimiento Evita.
Allí, nadie quería darle entidad a los famosos «boca de urna» que lo daban ganador a Milei. Por lo general, no suelen servir de evidencia a nivel nacional. Massa dijo que llegaría a las 17.30 y luego de votar se fue con su familia a su casa en Tigre. Llegó pasadas las 18, cuando ya no eran bocas de urna sino mesas testigo que comenzaron a silenciar a todos. «Hay que esperar, está muy parejo«, decían algunos voceros. Otros hasta se animaron a decir que estaban «arriba por poquito«.
En la sala de prensa, donde había acreditados unas 500 personas entre periodistas y fotógrafos, para esa hora, lo que estaba pasando en el búnker de La Libertad Avanza comenzó a hacer eco. Hablaban de una diferencia de 5 a 7 puntos, y se mostraban sorprendidos por la holgura con la que venían recibiendo los resultados. Y se quedaron cortos. La diferencia con el 98,85% de las mesas escrutadas es de más de 11 puntos.
Sin embargo, entre los periodistas internacionales y locales, nadie se animaba a hablar de una tendencia irreversible todavía, incluso algunos hablaban de que «falta cargar la provincia de Buenos Aires«, bastión histórico del peronismo.
Las primeras palabras oficiales fueron a las 18.15, cuando Juliana Di Tullio y Matías Lammens salieron con mucho hermetismo a felicitar y agradecer a los fiscales y trabajadores del correo, a celebrar la cantidad de votantes respecto de las elecciones generales, y a no admitir ninguna pregunta. Seguía la incertidumbre.
El primer indicio claro fue cuando mientras en LLA agrandaban sus dichos ya hasta hablando de una tendencia irreversible, tocó que hablaran Héctor Daer y Cecilia Moreau. Eran las 19 horas y ya se respiraba tensión. En sus palabras, Daer dejó una pista cuando dijo que «tenemos que esperar los resultados con responsabilidad y aceptar la voluntad del pueblo«. Mientras, desde LLA encima ya reconocían que había sido una elección sin irregularidades. Mala señal para UxP.
El búnker ya estaba lleno entre políticos, militantes y fiscales (entran casi tres mil personas en el complejo) y a las 19.45 ya se respiraba el clima de la derrota. Mientras en LLA había exaltación que se mostraba en las pantallas de televisión, en Chacarita pasaban la canción «Los Dinosaurios» de Charly García. Fue en ese instante cuando algunos dirigentes del peronismo comenzaron a reconocerlo oficialmente a periodistas: «Nos fue muy mal«.
Minutos después, UxP, encabezado por Sergio Massa, salió al escenario a anunciarlo. Si bien en la televisión no se escuchaba, un militante comenzó a los gritos a insultar cuando el ministro de Economía felicitó a Javier Milei y lo llamó «presidente». A medida que el discurso de Massa buscaba tranquilizar, hablando de que la Argentina necesitaba un acuerdo nacional, el militante gritaba más fuerte «¿De qué acuerdo me hablás? Son negacionistas«. Sus gritos resonaban bastante a pesar de que primaban los aplausos entre la militancia.
Pero cuando Massa anunció su retiro político, ahí sí se escuchó más fuerte un «¡no!» generalizado.
Minutos después del discurso, todo fue silencio en el búnker. Nadie quería analizar la derrota. En menos de treinta minutos, el complejo estaba vacío y sólo quedaban periodistas y personal del complejo trabajando.