En el segundo semestre del año, el gobierno de Javier Milei ha iniciado una etapa en la que parece ir encaminado a evitar disidentes endógenos. Desde el comienzo del mandato, cuando al poco tiempo fue expulsado Guillermo Ferraro y eliminado el ministerio de Infraestructura –que pasó a la órbita de Hacienda- la sangría de bajas en la administración central no cesó nunca. Entre las más de 52 –con nombramientos concretados o no- las últimas fueron la del ex secretario de Bioeconomía, Santiago Vilella, considerado un “librepensador cercano a las ideas de la agenda 2030”, y la de los asesores económicos Fausto Spotorno junto al empresario textil Teddy Karagozian. Del primero se dijo en bambalinas que al trabajar con consultoras su tarea era incompatible con la función pública. Otros directamente lo acusaron de pretender extraer información, precisamente, para su actividad privada. Con “el armenio” hubo un pase de factura por sus críticas al plan económico de Luis Caputo, pero en rigor de verdad, desde el entorno presidencial se afirmó que se lo consideraba “un lobista de la devaluación”.
En el contexto de las tensiones en el mercado, Concierto FM consultó a Manuel Adorni sobre cuál era el motivo por el que, en base al plan monetario anunciado por el propio jefe de Estado, se había conseguido -al principio de la semana- una baja en la moneda estadounidense blue y financiera pero no en el Riesgo País. El vocero respondió sin reparos: «No nos importa el valor del dólar, no nos ocupa el dólar ni el riesgo país, lo que verdaderamente nos preocupa y nos desvela todos los días es el peso. Tenemos un problema con el peso y lo que hicimos fue profundizar la política monetaria«.
Sobre los planteos con respecto a la pérdida de los salarios ante el incremento del billete verde y las consecuentes remarcaciones -que en la primera quincena de julio treparon un 2,3% según Consumidores Libres- en Balcarce 50 se asegura que “los sueldos vienen perdiendo hace más de ocho meses, y en los datos que nosotros manejamos tenemos que en el sector privado se recuperan”. Las voces que llegan de Yrigoyen 250 (sede de Economía) y en Casa de Gobierno, repiten como mantra que “hay que tener superávit, porque nuestro plan tiene una prioridad que es bajar la inflación”.
Inmersos en conseguir respaldo para avanzar con el Consejo de Mayo que transforme en normativas legislativas los puntos del pacto firmado en Tucumán el 9 de julio, la Jefatura de Gabinete ha vuelto a abrir las puertas a los bloques opositores dialoguistas con el objetivo de que haya una apertura en las negociaciones alrededor de la reglamentación de la Ley Bases y el paquete fiscal, y también en las demás cuestiones que siguen sin resolución. Entre ellas, la reforma laboral y la política, blanqueo, Ganancias, RIGI, fórmula previsional y moratoria, etc.
De todos modos, estas cuestiones traen aparejadas sus condiciones. Así como el PRO reforzó sus reclamos sobre la coparticipación de la CABA, y consiguió que Nación le empiece a pagar el 2,95% de ese reparto federal, la UCR, peronistas y pichettistas reclaman lo suyo. “Los radicales siempre cuidan sus quintas en las universidades y los peronistas en los sindicatos”, exclamó un activo asesor ministerial que participó en diversas administraciones.
Las usinas macristas potencian la idea de convertirse en la opción de una oposición de derecha, pero republicana, replicando a los cuatro vientos la necesidad de mayor institucionalidad. El actual jefe de bloque de Hacemos Coalición Federal, Miguel Ángel Pichetto, también sigue esa línea y ya ha comunicado varias veces sus disidencias frente a los enfrentamientos que los libertarios promueven con países de la región. No por nada, luego de la ausencia de Milei en la cumbre del MerCoSur en Paraguay, el mandatario dejó por un rato sus vínculos con el bolsonarismo y se sentó con sus pares de Uruguay y Paraguay, Luis Lacalle Pou y Santiago Peña, respectivamente.
Así y todo, lo que no consigue la gestión libertaria es alinear a los propios, más allá de no tolerar diatribas externas. Entre semana, un rebaño de legisladores se le escapó a realizar una visita en la cárcel de Ezeiza al genocida Alfredo Astiz, de la que en Rosada se desentendieron públicamente, pero en off afirmaron: “A nosotros no nos gustó un carajo y nos crea un conflicto sin necesidad”.
Por otro lado, la propia Victoria Villarruel se despachó con un tuit tildando de colonialistas a los franceses luego del folletín de los cánticos racistas de los jugadores de la Selección argentina, que derivó en que la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, acudiera a la embajada gala a señalar que la posición de la Vice era exclusivamente suya y no del gobierno nacional. En la cámara alta tomaron la acción de la hermana del titular del Poder Ejecutivo como “una sobreactuación”. A la hora de sumar a las divergencias internas, el otro que quedó fuera de juego debido a este desaguisado futbolero fue el subsecretario de Deportes, Julio Garro, que ya tiene como reemplazante al ex titular del ENARD, Diógenes de Urquiza.
Cuando en el palacio gubernamental se preguntó por qué no fue la canciller Diana Mondino a tratar el tema, siendo ella la responsable de las relaciones diplomáticas del país se argumentó: “Fue Karina en representación del PEN, el asunto lo requería así por las implicancias políticas que tiene”. La misma garganta oficial manifestó -en tono de queja- que “los medios insisten en decir que hay problemas con Diana, pero eso es mentira, si fuera así ¿ustedes creen que a Javier le temblaría el pulso a la hora de pedirle la renuncia?, preguntó. En pos de cerrar el tema, otro colaborador oficial que fue interrogado al respecto remarcó que “la interpretación de que Villarruel quiso complicar el viaje de Milei a Francia (a la apertura de las JJOO) es libre, pero la dejamos a criterio de los analistas, no es nuestra tarea”.
Esa partida hacia París programada para el próximo 25 del corriente mes fue puesta en duda por temas de seguridad. “Había una recomendación a Milei para que no fuera. Tengan en cuenta que Francia estaba caliente hace días. La izquierda rompió todo cuando perdió y cuando ganó. En eso hay que reconocer que son coherentes”, expresó un hombre cercano al presidente, que, sin dar más detalles, declaró que la información provenía de gente de inteligencia que debe resguardar de cualquier peligro al primer mandatario. Por ahora la visita de los hermanos Milei se mantiene.
En la previa al fin de semana, el ministro de Hacienda salió a comentar que “la gente va a tener que vender dólares para pagar impuestos y el peso va a ser la moneda fuerte”. En referencia a eso, esta radio le preguntó al vocero Adorni qué argentinos estaban posibilitados a llevar adelante esa mecánica, ya que el acceso a la moneda norteamericana alcanza a una minoría. El funcionario expuso que en la fase de emisión cero «los sectores que reciban dólares tendrán que venderlos para pagar impuestos», y remató diciéndole a este periodista: “Por supuesto, Peralta, que si no tenés dólares, no tenés dólares. ¿Qué va a ser? La vida es así”.
Operadores de Balcarce 50 salieron a decir en los últimos días que las intenciones del Gobierno son que el dólar blue retroceda en torno a los $1000 o 1100 pesos para achicar la brecha con el oficial y que también bajen los financieros. Por ahora, esas expectativas no se cumplen y la moneda de EEUU cotiza alrededor de los $1400, con un CCL y MEP que sigue por arriba de los $1300. El Riesgo País se mantiene cerca de los 1600 puntos, y aunque el nuevo discurso gubernamental pase por bajarle el precio al asunto, la presión del mercado para forzar una devaluación es clara. La pregunta pasa por saber si el plan de Caputo genera la suficiente confianza como para que julio termine con proyecciones que de cara a los últimos cinco meses del año garanticen la pax cambiaria que busca el mileísmo, aunque públicamente lo niegue.
Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada y el Parlamento de la República Argentina para FM Concierto 105.5
