Política

El «Pacman» Moyano sumó otra actividad a su convenio mientras los gremios «gordos» pelean por reabrir sus paritarias

El camionero logró un guiño del gobierno, mientras la recesión castiga a gremios de servicios. Cuál es el plan de Daer, Cavalieri y Barrionuevo.

Hugo Moyano recibió una buena noticia del Gobierno. Cinco años después de haber iniciado un trámite trabado por la gestión de Mauricio Macri, el Ministerio de Trabajo incorporó el viernes pasado al convenio de camioneros 40/89 a las ramas de residuos industriales, patológicos y no industriales, rubros poco envidiados por el sindicalismo y, sin embargo, esenciales.

Se trata de alrededor de 10.000 trabajadores dedicados a manipular desde bolsas con jeringas utilizadas por los hospitales hasta los efluentes tóxicos del sector petrolero y los desechos que desbordan a diario en las villas, sin sistema de cloacas desde hace décadas. «¿Quién quiere hacerse cargo de la mierda? Nadie se preocupó hasta ahora, esto es un triunfo de Camioneros», celebraron en el entorno del sindicalista.

La reforma del convenio generó preocupación en la Federación de Empresas de Autotransporte de Cargas (Fadeeac), donde aseguran que ya existía la rama de materiales peligrosos para encuadrar esas actividades. Un fabricante de achuras, por caso, hace unos años debió encuadrar no solo a sus 40 choferes, sino a 150 trabajadores hasta entonces amparados por el convenio de la carne. Se convenció después de varios bloqueos. Pero desde el gremio afirman que los camiones atmosféricos estaban «en negro».

Lo que hace ahora la resolución ministerial 920 es oficializar y extender los beneficios laborales. En definitiva, un espaldarazo a los Moyano. El gesto de la cartera presidida por Claudio Moroni quizás sirva para aplacar un poco el desembarco inconcluso a mediados de julio en Mercado Libre. Luego de cerrar la mayor suba salarial de las paritarias (30% en cuatro tramos), Pablo Moyano aguarda el momento apropiado para convocar asambleas en los galpones del unicornio del ecommerce.

El objetivo: encuadrar a 1.000 empleados de los depósitos de logística, hoy bajo el convenio del sindicato de Carga y Descarga. La empresa de Marcos Galperín otorgó la semana pasada un bono de $40.000 a sus empleados, antes de conocerse el balance del segundo trimestre, con un récord de ganancias. Y el gremio liderado por Daniel Vila se atrincheró en los galpones en forma preventiva.

El hombre del gastronómico Luis Barrionuevo fue bien recibido en la última reunión ampliada de la CGT, un espacio al que por lo general no había sido invitado previamente. En ese encuentro hubo críticas compartidas al camionero por los bloqueos a Mercado Libre y el «robo» de afiliados padecido por varios sindicalistas a manos de Moyano en la gestión de Carlos Tomada en el Ministerio de Trabajo.

De ese modo, la central encabezada por Héctor Daer y Carlos Acuña salió a apoyar al hombre a Vila, el principal aliado sindical de Galperín. Pero se ganó el enojo de Máximo Kirchner por el zoom con la Asociación Empresaria Argentina (AEA). El jefe de la bancada oficialista les cuestionó en plena sesión de Diputados su apoyo al reclamo de una rebaja impositiva. Y le preguntó a Daer cuántos afiliados tenía en 2003, 2011 y 2015.

El dirigente de Sanidad fue uno de los interlocutores de la entidad liderada por el CEO de Techint, Paolo Rocca, hoy enfrentada a Cristina Kirchner. Esa jugada aceleró a la vez los contactos de Pablo Moyano con el ministro de interior, Eduardo «Wado» de Pedro, y el gobernador bonaerense Axel Kicillof. Todo esto en medio de la renovada interna por la conducción de la CGT, hoy en manos de la alianza entre «gordos» e «independientes».

El gremio camionero, liderado por el clan Moyano, estuvo entre los que mejores subas salariales consiguieron durante la cuarentena

Pese a que el Gobierno postergó las elecciones sindicales hasta marzo, la flexibilización de la cuarentena aceleró el reclamo del bancario Sergio Palazzo para que Azopardo convoque un plenario en octubre. El sindicalista cercano al kirchnerismo y que viene de obtener un aumento salarial del 26% salió a apoyar en las últimas horas al camionero.

Comparten la pelea con Galperín y el rechazo a la rebaja salarial del 25% acordada entre la cúpula sindical y la UIA hasta fines de julio. El temor a nuevos cuestionamientos por parte de los sindicatos duros demoró la renovación por otros dos meses del convenio vencido en julio, pero finalmente se habría destrabado tras la intervención del gobierno solicitada por Daer.

La pelea de «los gordos»

Después del congelamiento de las paritarias durante el primer semestre, varios gremios avanzaron en las últimas semanas en subas salariales de entre el 6,5% y el 30% a través de ajustes porcentuales o sumas no remunerativas. Mientras que mayoría de las actividades todavía no pudo recomponer ingresos. Ese es el caso de los grandes gremios de servicios, también denominados «gordos» por su volumen de afiliados.

Por caso, Daer lleva adelante una dura negociación con las clínicas y centros de diagnóstico privados, una de las ramas de Sanidad que estuvo activa desde el inicio del aislamiento.

Dentro de ese mismo espacio sindical, el líder mercantil Armando Cavalieri negoció con algunos supermercados y mayoristas (Carrefour,Walmart y Vital) un bono no dinerario de entre $5.000 y $6.000, pero sin poder aún cerrar la paritaria de la actividad, vencida en abril y que alcanza a 1,2 millones de empleados.

El criterio es avanzar en aquellos sectores menos afectados por la parálisis. El peor es turismo. Por otra parte, el sindicato reabrió la semana pasada las secretarías de organización, gremial y la de seguridad e higiene. Esta última monitorea los más de 1.500 contagios en los supermercados estimados por los delegados.

Los sectores más afectados por la recesión, como el comercio, van a la zaga en la negociación salarial.

De buen diálogo con el Gobierno, los gremios de la construcción y la industria tampoco ven un escenario favorable. Si bien ambos sectores recortaron la caída en junio, siguen afectados por el parate y la pérdida de empleos. El primero destruyó 128.000 puestos registrados y el otro, 36.000 en mayo, pese a la prohibición de despidos. Solo la rama de maquinaria agrícola otorgó un adelanto a cuenta de entre el 10 y 12% en las últimas horas.

El líder de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Caló, había pedido un 20% a las cámaras de la actividad. Ya les advirtió: si hoy no hay novedades en la audiencia convocada por Trabajo, evaluarán medidas de fuerza, tal como adelantó.

También hay tensión en el Estado. El gremio UPCN, liderado por el «independiente» Andrés Rodríguez, rechazó junto con ATE el bono fijo de $3.000 otorgado por decreto por Omar Perotti en Santa Fe. El «Centauro» espera además que Nación lo convoque a la paritaria.

La ampliación de Presupuesto del segundo semestre refleja un aumento del 22,9% en la masa salarial de la administración nacional. Desde el Gobierno, sin embargo, señalan que aún «no hay nada definido» y que el incremento se define en la negociación. El renglón presupuestario, de hecho, contempla el refuerzo de dotaciones por pandemia, por lo cual la suba salarial podría ser menor.

El sector más complicado, con todo, es el de Barrionuevo. Por el cierre desde marzo de restoranes y hoteles, el líder de la Unión de Trabajadores de Hotelería y Gastronomía (Uthgra) como la cámara respectiva (Fehgra) ven poco margen para abrir la negociación salarial este año. A lo sumo, el sindicalista se esperanza con un ajuste en diciembre. Mientras tanto, la seccional de Córdoba, intervenida por Juan Carlos Rousselot, presentó dos amparos para exigir la reapertura en la provincia.

«El 80% de nuestros trabajadores cobraron en algunos casos el 50% del sueldo y en otros, nada, y muchos no pudieron ni acceder al IFE (el bono familiar)», dijo Rousselot.

 

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