Entre la inflación y el ajuste, Caputo espera que los precios desaceleren antes de los 100 días
El balance es positivo en el equipo económico del Presidente. El guiño en el mercado y los tres desafíos previstos para el corto plazo
Los últimos relevamientos de la inflación de los alimentos pusieron en alerta roja a gremialistas y también a sectores de la oposición al gobierno nacional. La consultora LCG -que monitorea semana tras semana la evolución de los precios- dió que la inflación de los alimentos trepó al 11,5% en la tercera semana de diciembre. Acumula un 27% a falta de siete días para que termine el último mes del año.
Parece claro que el índice de precios de los alimentos subirá arriba del 30% este mes, que el IPC quedaría algunos pocos puntos por detrás, y que esa realidad le dejará un arrastre muy importante para enero.
La esperanza del equipo económico es que haya una desaceleración de la inflación notoria a partir de febrero.
Nadie espera que las remarcaciones se detengan durante el primer trimestre del nuevo año. Una economía inflacionada como la Argentina -con la inercia en las subas de los precios- se frene de golpe ni mucho menos.
Tampoco se puso en marcha un plan de estabilización que permita una desaceleración inflacionaria más brusca. ¿Y entonces?
Devaluación, precios e inflación: el partido de Caputo
«La pregunta de fondo es a qué conduce el sinceramiento de Caputo», apunta el economista Pablo Goldín, de la consultora MacroView.
Goldín, en diálogo con iProfesional, advierte que no está para nada claro que el «sinceramiento» de los precios, tras la devaluación sea el prolegómeno de un plan de estabilización.
La pauta es que -hasta acá- no existe una coordinación de precios. Tampoco de salarios. Solamente hubo una devaluación agresiva y una liberalización de algunos precios de los alimentos, muchos de los cuales estaban contenidos por antiguos controles o subsidiados a través de fideicomisos estatales,
Según la estimación de Goldín, en los primeros dos trimestres del próximo año, la actividad económica podría mostrar una contracción de entre 6% y 8%. Una caída comparable con anteriores grandes crisis económicas.
La apuesta del ministro es que, en ese contexto, la inflación se desacelere muy fuerte. Goldín cree que es posible. «La inflación de abril de 2002 fue del 10% y un mes después, cuando muchos creían que no era posible una estabilización rápida y que los precios seguirán escalando, la inflación de mayo de 2002 fue del 4%. Bajó fuerte».
Tras devaluación y drásticas medidas, ¿cuándo cederá la inflación?
A la salida del verano, el índice de inflación debería empezar con «1», plantea Goldín. Dice que así debería ser la inflación de febrero. Y en marzo tendría que estar incluso por detrás de ese mes.
Hay dos claves para que así sea: una, que la recesión -profunda- discipline a los precios. Un poco lo que se vio en la última semana en Cañuelas, con los valores de la hacienda en pie.
Con un retroceso de las ventas del 50%, los precios en el mercado mayorista se contrajeron entre 17% y 20% en dos días. La semana anterior, en tres jornadas, se habían encarecido entre 45% y 50%.
La segunda cuestión se vincula con la brecha cambiaria. Si la «paz financiera» se extiende, entonces la presión sobre los demás precios de la economía podrían sostenerse. No frenarse, por cierto.
Hay que tener en cuenta que es muy probable que el transporte público tenga un aumento apenas arranque el nuevo año.
Y que hacia marzo o abril se descongelen las tarifas de los servicios de luz y gas. Al menos esa es la expectativa que transmitió el ministro de Economía. Esas tarifas recién se moverán cuando se aprueben en las audiencias públicas.
Sólo si se dan estas combinaciones -desaceleración de la inflación y mantenimiento de la brecha- es probable que el Gobierno se «ahorre» una nueva devaluación.
Eso sí, la estrategia debería incluir la coordinación integral. Sin salarios que se recompongan en el corto plazo, la viabilidad social será improbable. Y ahí, el Gobierno no dio demasiadas pautas de lo que piensa hacer. El mensaje de que los salarios y las paritarias son libres para moverse no parece ser la mejor alternativa bajo el escenario actual.
Reservas: ¿qué pasa con los dólares del BCRA?
Hay una tercera cuestión clave para las próximas semanas, y en la que el Gobierno viene trabajando: las compras de billetes verdes por parte del Banco Central.
Durante las dos primeras semanas del gobierno de Javier Milei en la Casa Rosada, el BCRA obtuvo compras netas por u$s1.930 millones. Y el stock de reservas brutas se ubicó en u$s22.579 millones lo que implica un aumento semanal de u$s1.128 millones. En tanto, las reservas netas son negativas en aproximadamente u$s10.700 millones, tras haber tocado un mínimo histórico de u$s11.671 millones en la antesala a la devaluación.
Se logró con el freno de mano sobre el pago de las importaciones. Sólo se abonaron unas pocas operaciones.