Entre renuncias y el pedido de juicio político a Rosatti, Fernández busca acuerdos con Lula
Mientras siguen las internas en el Frente de Todos, y que en las últimas horas del 2022, derivó en la salida de tres funcionarios más de la administración de Alberto Fernández, el mandatario argentino viajó a Brasilia para participar de la asunción de su par, Luis Inácio Lula da Silva, donde se queda todo el primero de año con el fin de tener este lunes 2/1 una reunión bilateral con el líder del Partido de los Trabajadores que llega por tercera vez a la primera magistratura de su país.
Fernández viajó acompañado por una comitiva de unas 20 personas. Al mediodía almorzó en la residencia del embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, acompañado por el canciller, Santiago Cafiero, la portavoz Gabriela Cerruti y la secretaria de Cambio Climático, Cecilia Nicolini.
Luego de participar de los actos en los que el nuevo jefe de Estado vecino a la Argentina habló en el Parlamento y luego juró en el Palacio de Planalto, Fernández tendrá un encuentro con Lula en la mañana del comienzo de semana que abre el 2023. El cónclave no estaba previsto pero se acordó a último momento, por eso fue confirmada por el ministro de Relaciones Exteriores argentino, quien la definió como una “breve” reunión entre los dos mandatarios.
El titular del Poder Ejecutivo argentino recibió el viernes la renuncia de la titular del Instituto Nacional Contra la Discriminación (INADI), Victoria Donda, quien es otra de la dirigentes que se reencolumna, de cara a las elecciones de este año, con la vicepresidenta Cristina Kirchner, a quien resaltó como líder del peronismo mientras que criticó la mala gestión de Fernández.
Se sumó a las dimisiones, el máximo responsable de la Oficina Anticorrupción, Félix Crous. Otro hombre de las filas kirchneristas que no apoya las ambiciones reeleccionistas del actual Presidente, y tampoco comparte sus políticas. Por su parte, el ministro de Economía, Sergio Massa, ahora respaldado por la Senadora Kirchner, despidió al mandamás del Palacio de la Moneda, Rodolfo Gabrielli, cuestionado por los números en rojo en el organismo que está importando billetes en vez de producirlos en el país.
La doctora Betina Stein, integrante del directorio del Banco Central, fue otra que deja las lides del denominado «albertismo». La mujer fue una de las que investigó la deuda tomada con el Fondo Monetario Internacional durante el gobierno de Mauricio Macri (45.000 millones de dólares), y mantuvo posturas opuestas a las negociaciones que llevó adelante el ex jefe de Hacienda, Martín Guzmán -avalado por Alberto Fernández y no por el kirchnerismo- con la entidad de crédito internacional, que es la que está definiendo la políticas económicas en un país que está sumido en una grave crisis financiera que tiene a más de 18 millones de personas bajo la línea de pobreza y a cuatro de ellos en la indigencia.
Vale decir que la abogada, había renovado mandato el pasado 23 de septiembre, pero las urgencias electorales y los reordenamientos en el oficialismo la llevaron a irse antes de tiempo.
Los rumores sobre otras posibles salidas en el Gabinete nacional -y el resto de la administración persisten- obviamente Casa Rosada niega todo, pero es un hecho que la sangría ya se llevó a más de 30 funcionarios.
Poco antes de partir hacia Brasil, Fernández publicó una carta que generó polémicas. En la misiva, donde envía un saludo de año nuevo a la población, se refiere a una «economía pujante» que logró los objetivos que se trazó y celebra el crecimiento del país, del empleo registrado y de «la merecida obtención» de la copa mundial en Qatar. Según su lectura de la realidad, lo malo que pasó en el ’22 -y los otros dos años de su gestión- es por culpa de la pandemia y de la guerra entre Rusia y Ucrania. En ese escrito, además anunció allí que va a iniciar juicio político el titular de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Horacio Rosatti, y que pedirá que se investigue a los demás miembros del máximo tribunal, una iniciativa, que pese a la búsqueda de respaldo de los gobernadores peronistas. que llegarán a Casa Rosada este martes 3 del enero, no avanzará en el Parlamento por falta de votos.
La vuelta al poder de Da Silva produce buenas expectativas en el «albertismo», donde entienden que el vínculo con el presidente nacido en Pernambuco podría colaborar con la posibilidad de un apoyo a la repetición de mandato de Fernández, punto que rechazan los kirchneristas y los propios peronistas que antes avalaban esa posibilidad. Cuando ganó las elecciones, Lula se mostró con una gorra que rezaba «CFK 2023», algo que no cayó bien en el entorno presidencial pero que fue minimizado por ese mismo entorno.
En Rosada creen que reestablecer la relación que se perdió con Jair Bolsonaro revitalizaría al Mercado Común del Sur, donde hay que tener en cuenta la expresada intención de otro socio del bloque comercial, Uruguay, en el que el presidente Luis Lacalle Pou apura acuerdos bilaterales fuera del Mercosur, con China, Japón y Oceanía.
Fernández, Scioli y Cafiero vienen hablando de avanzar con Lula en un plan de “integración monetaria” mediante swap de monedas, que beneficiarían a la Argentina ante las reservas del Central brasileño que posee U$S 360.000 millones.
Se trataría de un sistema de pago en monedas locales con la posibilidad de negociar en conjunto préstamos con organismos internacionales de crédito como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Otro punto que declama el Gobierno argentino como algo positivo para la región es la finalización en junio de la primera etapa de la construcción del gasoducto Néstor Kirchner. Algo que, infiere el albertismo, daría pie al abastecimiento sustentable de gas a Brasil. Sin embargo, hoy es al revés, Argentina es absolutamente dependiente de la energía de su principal socio.
La fuentes oficiales circulan que el acuerdo se firmaría en el marco de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se desarrollará en Buenos Aires el próximo 24 de enero. Un evento que sellará el retorno de Brasil al foro de países americanos en la que Fernández tiene la presidencia pro tempore.
La Comunidad está conformada por otras naciones fuertemente cuestionadas por un sector de la comunidad internacional debido a las políticas de derechos humanos que llevan adelante. Ellos son Venezuela, Cuba y Nicaragua.
La paradoja es que Lula da Silva pretende tener buenas relaciones con EEUU y acelerar acuerdos con la Unión Europea, donde hay gobiernos que demonizan a Castro, Maduro y Ortega. La posición argentina con respecto a la UE es ir al paso de lo que permitan sectores de la industria local.
Lo que marca brechas negativas entre Argentina y Brasil es que los socios cierran el 2022 con un déficit comercial de unos u$s 2400 millones que desfavorecen al Estado argentino.
Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada y el Parlamento nacional argentino para FM Concierto 105.5