Fernando Báez Sosa: La verdad del pacto de silencio de los rugbiers que, a un año del crimen, siguen sin defenderse
Ninguno de los diez implicados declaró en la Justicia. Lazos de familia inquebrantables y una amistad indestructible detrás de una decisión arriesgada. Imágenes inéditas y el mapa de los vínculos que los unen.
Los diez rugbiers acusados de asesinar a golpes a Fernando Báez Sosa siguen en silencio. Sin declarar. Sin dar notas periodísticas. Sin defenderse. Sin acusar, ni señalar a nadie. Un año entero sin que se conozcan sus voces, ni sus gestos. ¿Qué hay detrás de ese silencio? ¿Un pacto? ¿Un código desconocido?
No hay dudas: hay que conocer la vida de cada uno de los jóvenes implicados en el crimen para entender esas bocas selladas, sin hacer diferencias entre los ocho que cumplen prisión preventiva y los dos que están en libertad. Porque todos son uno. Una alianza irrompible hasta el día de hoy.
Esa unión se traslada a la estrategia penal. Los diez son representados por un mismo abogado. Los diez chicos y sus familias toman las mismas decisiones. Los rugbiers de Zárate forman un sólido e infranqueable scrum desde hace 365 días. Y, por ahora, nada parece indicar que esa formación vaya a disolverse.
Una hora después de la golpiza que le dieron a Fernando, causándole la muerte, uno de los rugbiers escribió en el grupo que compartían en WhatsApp: “De esto no se cuenta nada a nadie”.
Los rugbiers de Zárate forman un sólido e infranqueable scrum desde hace 365 días.
Fue uno de los últimos mensajes que intercambiaron antes de que llegara la policía y los detuviera. Exactamente a un año de esa madrugada fatídica, todos siguen respetando ese texto imborrable en los teléfonos de todos. Como si fuera la orden que selló el pacto.
El mapa de los vínculos que unen a los rugbiers
Todos se criaron en la ciudad de Zárate. Compartieron los mismos colegios, crecieron jugando al rugby en el mismo club y disputando copas y torneos. Unidos casi desde que nacieron.
Alejo Milanesi, Juan Pedro Guarino, Blas Cinalli, Enzo Comelli y los hermanos Ciro y Luciano Pertossi jugaron al rugby juntos desde los 8 años.
Máximo Thomsen y Matías Beniceli fueron compañeros en la primaria y la secundaria.
Pero los lazos inalterables no son solo de amistad. Son familia: todos están cruzados por algún grado de parentesco. Los hermanos Ciro y Luciano Pertossi son primos de Lucas pertossi, ya que sus papás son hermanos.
Además, la mamá de Lucas Pertossi es hermana de la mamá de Alejo Milanesi. Es decir, Milanesi es primo de Lucas Pertossi.
Milanesi jugó al rugby con los hermanos Ciro y Luciano Pertossi. La mamá de los hermanos Ciro y Luciano Pertossi es de apellido Cinalli y es la hermana de la mamá de Blas Cinalli. Por esa razón, Blas también es primo hermano de Ciro y Luciano Pertossi. Y también juega rugby desde chico con Milanesi y Juan Pedro Guarino.
Este árbol genealógico ayuda a entender la cercanía de los jóvenes. Todos de la misma edad. Todos con la misma pasión. Los unió el colegio, el rugby y ahora una trágica muerte sellada por el silencio.
Y es cierto que los logros se alcanzan en equipo. Todos juntos para el mismo lado. Eso les inculcaron el club, en la escuela, en sus casas. No reconocen otra forma de manejarse que no sea los diez en el mismo sentido. Como en el rugby: para adelante y pasándose la pelota sin que se caiga. Si la pelota cae es infracción y todavía se mueven cuerpo a cuerpo.
No se trata de una estrategia judicial, ni de un plan para callar. Es un código basado en la amistad, en la familia, y en el deporte. Así los criaron.
La pregunta es: ¿será esa mejor la estrategia?
Hoy están presos en la cárcel de Melchor Romero. Solos, pero a la vez juntos. Están fuera de Zárate. Fuera de una cancha de rugby. Las mesas familiares ya no están.
En pocos meses estarán frente a la justicia. ¿Hablarán? ¿Contarán lo mismo que mostraron las cámaras de seguridad? ¿Guardan algún secreto que compromete a alguno de ellos frente a los otros?
Tal vez sea hora de hablar, de contar. O de seguir callando.
Por la memoria de Fernando y por su familia, es necesaria la verdad.