Mató a un presunto ladrón y en represalia le prendieron fuego la casa
Los familiares de la víctima arrojaron una garrafa prendida fuego en el garaje del aparente homicida que provocó la destrucción total de la vivienda.
Miguel Ángel L. es un almacenero de 45 años que no dudó en dispararle en la espalda a Leonel Julio Cima (20), quien se había trepado por un paredón a su casa de dos plantas en un barrio de Los Hornos, periferia de La Plata, a pesar de la advertencia de uno de sus amigos que se encontraba en el lugar: «¡Guarda que te va a tirar un tiro!», le había dicho.
Sin embargo, Cima se trepó e instantáneamente se oyó el disparo que provocó que se cayera al suelo de espalda hacia la vereda, sobre el pasto.
Sin embargo, Cima se trepó e instantáneamente se oyó el disparo que provocó que se cayera al suelo de espalda hacia la vereda, sobre el pasto.
«Trompón, me dio», le dijo a su amigo que primero lo trasladó hasta la puerta de su casa, ubicada a la vuelta del lugar de los hechos, y al constatar que tenía un impacto de bala en su espalda lo llevó hasta una unidad sanitaria UPA.
Fue un vecino suyo quien, al ver lo que había ocurrido, no dudó en trasladarlos a ambos en su Fiat Uno.
En aquel momento, el hombre no estaba en su domicilio debido a que, con una puñalada en la pierna derecha, le había ido a pedir ayuda a un policía retirado que vive en el barrio. Pero sí se encontraban ju mujer y dos hijos menores de edad, de 12 y 16 años. Los familiares de la víctima, furiosos por su muerte, arrojaron una garrafa prendida fuego en el garaje.
Por esta razón, tuvieron que intervenir los bomberos y la policía para rescatar a la familia del almacenero. Al estallar la garrafa encendió el auto y parte de la vivienda, mientras que los familiares de Cima también rompieron el patrullero que se había acercado hasta el lugar por prevención. «Él era bueno, trabajaba como albañil y tenía una nena», dijo Roberto Cima, el padre del fallecido.
El caso quedó en manos del fiscal Marcelo Romero, de la UFI N° 6, el cual pidió formalmente la detención del almacenero, quien le dijo a la Policía que Cima portaba un arma de fuego y que en un forcejeo se disparó a sí mismo por accidente. Para el fiscal y los investigadores, esto no es cierto dado que el disparo que terminó con la vida de Cima impactó en su espalda.
Pero a pesar del pedido de Romero, el juez de Garantías N° 6, Agustín Crispo, rechazó la solicitud por considerar que las pruebas en contra del imputado eran «insuficientes». Miguel Ángel fue llevado detenido por personal de la comisaría 3ra. de Los Hornos, vendado en la pierna herida, aunque recuperó la libertad a las pocas horas.
A raíz del ataque que sufrió en su casa, la cual quedó destrozada en su totalidad, tuvo que abandonar el barrio, ya que, además, comenzó a recibir amenazas de muerte. Hasta el momento, el arma homicida no apareció, por lo que el almacenero será indagado en los próximos días.