Moneda común con Brasil: hasta ahora una expresión de deseos más que un hecho concreto
El ala albertista del Gobierno hace hace un esfuerzo fuera de lo común por resaltar los acuerdos sellados con Lula da Silva, al que publicitan como las bases de una nueva alianza bilateral entre Argentina y Brasil.
«Es la agenda más amplia de la que se tenga conocimiento -aseguró el embajador argentino en Brasilia, Daniel Scioli- una apuesta a que toda esta sintonía de Fernández con su par de Pernambuco, «se transformará en un programa de acción de gobiernos que los ministros deberán poner luego en práctica.»
Lula llegó, como estaba estipulado, en la mañana a Casa Rosada para encarar la reunión bilateral con su par argentino, y luego junto al ministro de Economía, Sergio Massa, el canciller Santiago Cafiero y los principales ministros de la administración, brindar una declaración conjunta.
La idea que impartieron frente a funcionarios y la prensa fue la de profundizar y ampliar la integración en todos los campos: energía, finanzas, agronegocios, industria, minería, conectividad, turismo, economía del conocimiento, defensa, derechos humanos, ambiente, educación, ciencia y tecnología y salud.
En referencia a la integración financiera, se busca incrementar el alicaído comercio bilateral, que decayó 40 por ciento en los últimos diez años. De esa manera, Brasil financiará importaciones que realice nuestro país y la idea de dar inicio a la creación de una moneda de circulación sudamericana en el muy largo plazo. Las asimetrías en materia de déficit, reservas, inflación y cambiarias, son todavía muy grandes.
Esta nueva asociación estratégica entre Argentina y Brasil, pretende avanzar en un horizonte no menor a diez años. Potenciar el MerCoSur, es otra de las prioridades. El otro dato relevante es el financiamiento, a través del Banco Nacional de Desarrollo de Brasil, que financiará con 280 millones de dólares el segundo tramo del Gasoducto Néstor Kirchner para conectar Vaca Muerta con el sur de la nación vecina.
Estos datos, como el Memorándum de Entendimiento para la integración que fortalezca el intercambio comercial, fueron ampliados luego en conferencia de prensa en Casa de Gobierno por los titulares de Hacienda de los dos países: Sergio Massa y Fernando Haddad.
Los mandatarios dejaron en claro que también apuestan a fortalecer la cooperación en el campo antártico, con una perspectiva geopolítica y la defensa de la democracia, condenando el intento de golpe de Estado ejecutado por grupos bolsonaristas.
Por su parte, la vicepresidenta Cristina Kirchner lleva una agenda paralela en el Senado con diversas figuras que llegan para participar de la cumbre de la CELAC. Estuvo con la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, el ex mandatario de Bolivia, Evo Morales, y quedan pendientes encuentros con da Silva y Gustavo Petro de Colombia, entre otros.
Finalmente, Daniel Ortega (Honduras) y Nicolás Maduro no vinieron al país. El venezolano amagó hasta último momento, pero su gobierno emitió un comunicado donde señaló que ante el «show deplorable» que quería montar la derecha neo fascista de la Argentina, bancada por EEUU, enviaba a su Canciller. Esto fue celebrado por la oposición, que pedía su detención por violar los Derechos Humanos. «Tuvo miedo», apuntó el ex presidente Mauricio Macri en un tuit.
Desde el massismo, la ausencia del líder bolivariano también fue celebrada entre las paredes del Ministerio de Economía. Las relaciones que intenta fomentar el mandamás de Hacienda se contraponen a las del eje que encabezan: Ortega, Maduro y Díaz Canel, quienes promueven que tome el lugar de Fernández en la CELAC, un aliado suyo: Ralph Gonsalvez, primer ministro de San Vicente y Granadinas.
Por su parte, Lula prefiere dejar el Consejo de Estados latinoamericanos y Caribeños en manos de ese bloque y relanzar la UNaSur (Unión de Naciones del Sur, junto a Paraguay, Ecuador, Colombia y Perú, y otros países de la región.
Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada y el Parlamento de la República Argentina para FM Concierto 105.5.