Sigue la disputa entre el Gobierno nacional y el Ejecutivo porteño por las clases presenciales
Después de la puesta en vigencia del decreto presidencial el pasado viernes 9 de abril, comenzó en Casa Rosada y Olivos una maratón de reuniones apresuradas e improvisadas, que apuraban con extraña ansiedad el análisis de los resultados obtenidos en sólo un fin de semana.
El Lunes 12, ya se escuchaba desde la provincia de Buenos Aires la voz del viceministro de salud, Nicolás Kreplak, manifestando la posibilidad de reducir la presencialidad en las escuelas, algo que luego se desmintió oficialmente a través de un comunicado donde se dejaba en claro que la idea era potenciar los protocolos y los cuidados, pero manteniendo el esquema mixto de chicos en los colegios y las actividades remotas. Desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires empezaban a decir que la presencia de los estudiantes era prioritaria y que los protocolos eran acatados de manera muy positiva.
En el marco de insistentes rumores, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, encabezó una reunión con sus ministros y el grupo de especialistas sanitarios, que pidió medidas más restrictivas de circulación en el Área Metropolitana de Buenos Aires y otros grandes centros urbanos, especialmente en actividades recreativas grupales, en particular las que se realizan en espacios cerrados y los deportes amateurs. Manifestaron además, mucha preocupación por el comportamiento social, donde entendían que no se respetan aforos en espacios cerrados, tampoco la suspensión de las reuniones sociales, y sugirieron que haya mayores controles, en especial, para las reuniones presenciales.
La semana empezaba con más ajustes en las medidas contra los contagios. Terminada una reunión entre Cafiero, y los ministros de Salud y Transporte, Carla Vizzotti y Mario Meoni, respectivamente, se aguardaban anuncios importantes, sin embargo, fue este último funcionario quien en el Patio de la Palmeras le dijo a los periodistas acreditados en Balcarce 50, que lo que se había decidido era potenciar la ventilación en colectivos, micros y trenes, trabando la ventanas para que queden abiertas. “O es enfermedad o frío”, dijo el ministro adelantándose a las bajas temperaturas que llegarán con el invierno. Esta decisión generó polémica porque muchas unidades tienen sus vidrios sellados. Una discusión que dio horas de aire en TV a opinólogos de todo tipo.
Mientras tanto, en la quinta presidencial, Fernández, todavía aislado, recibía correspondencia de su par norteamericano, Joe Biden, de manos de su asistente Especial y Director para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, Juan González. El Gobierno enviaba a los WhatsApp de quienes considera “aliados estratégicos” para su volátil vocería, la carta del presidente de EE.UU, deseándole pronta recuperación al mandatario argentino y tocando lateralmente las negociaciones con el FMI y temas vinculado al cambio climático, además de la invitación que el demócrata le hizo al presidente local a la cumbre virtual dedicada a esa cuestión, junto a otros puntos referentes a la agenda bilateral. El almuerzo “virtual” entre el enviado del norte y el titular del Ejecutivo nacional fue mostrado como un retorno a las buenas relaciones con el gigante occidental.
En ese interminable segundo día de la semana, y cuando toda actividad parecía mermar en Balcarce 50, se supo que Cafiero convocaba a su Gabinete de urgencia. Se hizo el encuentro, y la errática vocería presidencial, así como engañaba con un supuesto cónclave de trabajo que estaba acordado, salió otra vez con sus gacetillas dirigidas a los que considera medios de alcance nacional, no al resto que socava bajo la engañosa postura de un falso federalismo, a vender el enojo presidencial por la falta de cumplimiento de las normativas del DNU, con un agregado que pasó de Fake News a realidad pocas horas después: no habría restricciones duras y menos que menos, cierre de aulas.
En mitad de la semana, la responsable de la cartera sanitaria, Vizzotti, repetía en conferencia de prensa matutina, que no tenían certezas sobre la llegada de vacunas luego de 10 días de falta de aviones que aterrizaran con más dosis, y garantizaba la continuidad de las clases presenciales. Algo que su par de Educación, Nicolás Trotta, también aseguró a través de Twitter en horas de la tarde.
Con la inflación al 4,8 por ciento, según datos oficiales, en el pasado mes de marzo, la Secretaria de Comercio Interior, Paula Español, asistió a la clásica reunión semanal del Gabinete Económico para salir a informar luego que se contratarán entre 300 y 500 inspectores para salir, junto a la Administración de Ingresos Públicos, a controlar los precios máximos, que no detienen su curva ascendente.
Lo que eran susurros en los pasillos de la sede del Poder Ejecutivo, y un día antes, noticia falsa, según un encargado de la comunicación presidencial, fue tomando forma de hecho objetivo. En medio de la tarde volvió el show de los off, a discreción, para circular que se venía un nuevo Decreto de Necesidad y Urgencia que sería anunciado por el propio jefe de Estado.
Desde los celulares de los voceros se elegía a quien enviar la batería de nuevas decisiones que se adelantaban como profecías de Nostradamus por más de tres horas. Finalmente Alberto Fernández apareció en pantalla confirmando mucho de lo que se whatsapeaba en la jornada, pero con el as menos esperado en la manga: la suspensión de clases por dos semanas en todo el ámbito del Área Metropolitana de Buenos Aires. Algo que quizás no se adelantó para generar un efecto sorpresa, que quitara de agenda otros temas que complican a la administración gubernamental, o que se impuso desde las grandes ligas del Frente de Todos.
Entre las imposiciones del decreto se agregaban cuatro horas menos de circulación en la vía pública (entre las 20 y las 6 hs) para los pobladores del AMBA, y más límites a la actividad social, gastronómica y comercial en general, así como todo lo referido a la recreación, actos religiosos, cultura y deportes.
A partir de ahí empezó el duelo Nación-CABA. El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, presentó un amparo contra el bloqueo a la actividad educativa en los colegios, criticó la toma de decisiones inconsultas, y en particular la de controlar el cumplimiento del decreto restrictivo con la fuerzas federales y las Fuerzas Armadas, que según había dicho Fernández, iban a colaborar únicamente a nivel de colaboración sanitaria.
El pedido en rueda de prensa de Larreta al Primer Mandatario, para que lo reciba fue respondido positivamente y se llevó adelante el viernes en la quinta presidencial. El mismo fue tenso y sin acuerdo, más que el de evitar que federales y militares fiscalicen el territorio porteño.
La presentación judicial que hizo la Ciudad de Buenos Aires debe ser atendido por la Corte Suprema que finalmente el alto tribunal aceptó la competencia original y abrió un período de cinco días para que el gobierno nacional conteste y aporte pruebas. Antes, una Cámara porteña señaló que la Ciudad debía garantizar las clases presenciales, en respuesta a otro recurso presentado por padres, docente y alumnos porteños. La maratón prosiguió hasta el domingo a la noche, cuando conocido el fallo, Larreta dio una conferencia de prensa el domingo a eso de las 22:30 donde garantizaba que las escuelas estarían abiertas.
Todos entendieron que con cautela, el alcalde del PRO contuvo en cierta forma al ala dura de la alianza a la que pertenece (Juntos por el Cambio), que le pedía abrir los centros educativos este lunes y no esperar que se expidan los “Supremos”. El problema que se le presentaba al Intendente de CABA es que su base electoral está dividida con respecto a las medidas duras que tomó la Nación, incluyendo el tema escolar. Oficialismo y oposición siguen las encuestas, que pagan los contribuyentes, para tomar decisiones, vale decir que lamentablemente, el principal órgano judicial de la República Argentina y sus integrantes también lo hace. A buen entendedor, pocas palabras.
Este lunes 19 de abril empezó con un 60 por ciento de los colegios abiertos en el ámbito de la Capital Federal y protestas en otros centros educativos del Gran Buenos Aires que no abrieron. La respuesta del Gobierno nacional fue brindar un acto en el Museo del Bicentenario de Casa Rosada, encabezado por el presidente, Alberto Fernández, junto al ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis y su par de Salud, Carla Vizzotti. Fue un acto extenso donde se anunciaron obras para reforzar el sistema de salud ante la segunda ola de Covid-19 e informar que los trabajadores sanitarios recibirán un pago extra por tres meses de 6.500 pesos.
Hubo gobernadores e intendentes conectados de manera virtual que apoyaron la decisión presidencial de poner la pandemia por sobre lo económico y político, como dijo el propio titular del Ejecutivo cuando le tocó hablar después del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, quien manifestó que «me parece realmente repugnante, que de nuevo y además de manera no sólo injusta e inadecuada, sino fuera de Derecho, se use a la Justicia para, en este caso, perjudicar a los que tienen que ser cuidados, alguien se va a tener que hacer responsable (..) preferimos ser antipáticos con algunos que ser absolutamente irresponsables y hacer política con la vida y con la muerte».
En el cierre del acto, Fernández dijo que es muy importante que los maestro estén vacunados y que entre las provincias que participaron de la actividad: Santa Fe, San Juan y Buenos Aires, está la mayor cantidad de personal de la educación inoculado, y agregó que la Ciudad de Buenos Aires es la anteúltima y vacunó sólo al 14 %. «Son datos, también evidencia científica».
La discusión continuará a nivel judicial con el trasfondo de la autonomía de la CABA y la toma de medidas de Poder Ejecutivo Nacional, que desde su vocería le pide a los medios que digan que están faltando camas y que la situación está cada vez más complicada.
Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada y el Parlamento Nacional