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Fernández sigue aislado por el Covid-19 y por la lejanía del kirchnerismo y los opositores dialoguistas

El lunes 5 de abril el inicio de la jornada en Casa Rosada fue sin la presencia del presidente Alberto Fernández, confinado en la sala de huéspedes de la Residencia de Olivos atravesando el Covid-19 que se le había detectado nueve días antes, y con una monotemática espera, la de las reuniones entre los representantes de la Nación, Ciudad y Provincia de Buenos Aires, para intentar alcanzar acuerdos sobre las restricciones que se tomarían inevitablemente después de la Semana Santa, debido a la suba de contagios del virus que azota a todo el planeta.

La reunión entre los jefes de Gabinete y responsables sanitarios de los tres Ejecutivos sólo sirvió para enmarcar las diferencias que no se terminaron de resolver el martes en otro fallido encuentro, pese a las promesas que a la mañana había hecho la propia ministra de Salud nacional, Carla Vizzotti, en una insustancial conferencia de prensa en Balcarce 50, donde aseguró que esa tarde se sellarían definiciones para el Área Metropolitana de Buenos Aires y todo el país.

Apremiado por la falta de vacunas, el jefe de Estado aprovechó un llamado de Vladimir Putin con el fin saludarlo y ponerse al tanto sobre su salud, para pedirle su par de la Federación Rusa, que se intensifique la llegada de las Sputnik V para continuar el plan de inoculación para los sectores de riesgo  de la población.
El miércoles ya era un hecho que no se alcanzarían acuerdos sustanciales para compartir la toma de decisiones sobre el regreso a una suerte de Fase 3 con menor grado de intensidad. Las volátiles usinas de información de Presidencia de la Nación ya filtraban en los medios más críticos a la gestión del Frente de Todos algunas de las medidas que se impregnarían en un Decreto de Necesidad y Urgencia que estaba redactando la Secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra.

Los márgenes temporales se agotaban y los voceros también adelantaban que era un hecho que el DNU ya estaba, y que sería el propio Jefe de Estado quien lo anunciaría desde Olivos. Se hizo larga la espera y los rumores sobre cada punto del decreto eran una perinola en los WhatsApp de periodistas, políticos y la población en general.
El bautizado “Horario Alberto” se puso de manifiesto, y pasadas las 18:35, después de tanta incertidumbre, se comenzó a emitir desde la señal oficial el mensaje grabado del titular del Ejecutivo, a quien se veía al aire libre en la calle principal de la quinta presidencial, que termina en la llamada Plaza de Armas, parado detrás de un atril frente a dos banderas argentinas. La escenografía luego fue ampliada con fotos desde la cuenta de Twitter del propio Mandatario, donde se mostraba que no había nadie cerca de él y sólo una cámara sin camarógrafo lo enfocaba de manera fija.

Fernández hizo un repaso sobre lo acontecido antes del fin de semana largo y lo que pasó después con las cifras de contagiados y fallecidos, y pasó a enumerar las principales imposiciones que determinó para la Argentina desde las 00 hs del viernes hasta el 29 de abril inclusive. Entre ellas prohibir viajes grupales y turísticos, reducir la circulación de personas entre las 00 y las 6 hs, cerrar bares y restaurantes a partir de las 23 hs, y suspender las actividades sociales en domicilios los particulares donde se vuelve al esquema de burbujas familiares.

El jueves, las repercusiones negativas de las medidas en sectores de la oposición y de la población, hicieron estallar al jefe del Poder Ejecutivo, quien otra vez eligió un medio oficialista para calificar de “imbéciles” y “miserables“ a los que entienden que el DNU responde a intereses políticos y no a una necesidad sanitaria, agregando textualmente, con la voz tomada pero en un claro tono de enojo: «ayer leía a un imbécil que me llamaba dictador, ¿Cuál es la dictadura que estoy ejerciendo?, ¿cuidar a la gente, decirles que tengan cuidado?, ¿alguien piensa que el que gobierna un país gana haciendo política con la cantidad de contagiados?. Hay que ser un imbécil profundo o una muy mala persona”.

Para cerrar el viernes, nuevamente Fernández habló en una radio a fin para asegurar que llegarán más de dos millones de vacunas del laboratorio chino de Sinopharm. Mientras tanto, en Casa de Gobierno el Gabinete Económico confirmaba lo que ya venían remarcando diversos funcionarios gubernamentales, el hecho de que no volverán el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y tampoco la Asistencia a la Producción y el Trabajo (ATP). El único mecanismo de ayuda que otorgará el Estado nacional serán los Programas de Recuperación Productiva (REPRO), que estarán dirigidos, requiriendo una serie de requisitos, a sectores críticos como el turismo, la hotelería, gastronomía y cultura, con un ajuste donde se pasará de 12 a 18 mil pesos, el pago por trabajador. Esa asistencia se dará a todo aquel que haya tenido una pérdida mayor al 20 por ciento de su facturación real, lo demás, afirmó el Ministro de Trabajo Claudio Moroni, sigue todo igual porque desde la óptica del Gobierno, no se observa que se haya complicado la situación en otros rubros de la economía.

Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada

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