José Alperovich, el millonario caudillo que dominó Tucumán durante 12 años y terminó preso por violación
En gran parte de su largo mandato entabló una alianza con el kirchnerismo.
José Alperovich, condenado este martes por la Justicia, gobernó durante más de 12 años Tucumán con mano de hierro pero en gran parte de su prolongado mandato entabló una estrecha alianza con el kirchnerismo. Pero algo cambió cuando recaló en el Senado, y en paralelo comenzó a construir poder en la provincia norteña su sucesor, Juan Manzur. En noviembre de 2019 fue denunciado por abuso sexual por su sobrina, cuando ocupaba una banca en la Cámara alta, y esa investigación derivó en el juicio que este martes tendrá su sentencia.
Este contador público y propietario de una cadena de concesionarias, de 69 años, comenzó a escalar posiciones en el peronismo durante la gobernación de Julio Miranda, que en 1999 se había alzado con el poder en Tucumán tras derrotar al ex represor Antonio Bussi. Alperovich, así, se transformó en su ministro de Economía luego de un paso por la militancia radical. Pero la alianza con el entonces mandatario justicialista y los efectos políticos de la crisis del 2001, con la estrepitosa caída de Fernando de la Rúa, le posibilitó ser candidato a senador nacional por el PJ. En el 2003, de hecho, llegó a ser gobernador por el peronismo.
Fue así que administró la provincia norteña durante tres periodos consecutivos y vivió el esplendor de la «Década Ganada». Ya en su segundo mandato, que comenzó en el 2007, adhirió de pleno al proyecto kirchnerista y fue beneficiado con cuantiosos recursos federales con los que «transformó» la provincia, según reconocen cerca de Manzur, quien fuera su ministro de Salud y luego vicegobernador durante los últimos dos periodos de gobierno.
Esa alianza con el kirchnerismo se hizo patente en que la esposa de Alperovich, Beatriz Rojkés, llegó a ser presidenta provisional del Senado (tercera en la línea sucesoria) mientras Cristina ejercía la primera magistratura.
En 2007 fue reelegido gobernador con más del 78% de los votos. Pero esa popularidad, en paralelo al desarrollo de muchas obras públicas y un plan de contención social importante, tuvo como correlato un resquebrajamiento de su buen vínculo con los sectores empresarios de la provincia producto de la crisis derivada por la resolución 125, aquella medida del gobierno kirchnerista que establecía retenciones móviles al campo, en el 2008, que finalmente no prosperó al caer el proyecto de ley que la autorizaba en el Senado.
La reforma constitucional de 2006, que establecía un máximo de dos gestiones consecutivas para el gobernador a partir del año 2007, no le impidió ir por un tercer mandato en 2011. Esa supremacía en las urnas le permitió tener mayoría en la Legislatura provincial y una fuerte influencia en la Corte Suprema tucumana. Pero conforme el paso de los años, el ascenso de Manzur -en 2019 quedó cuarto cuando intentó competir nuevamente por la gobernación-, fue perdiendo poder.
Cuatro meses antes que recayera la denuncia por abuso sexual en su contra, el Senado le aprobó un pedido de licencia de 20 días con goce de sueldo. Hacía poco tiempo había perdido las elecciones en su provincia y aprovechó ese período para irse a descansar a Miami con su familia. Apenas conocida la acusación de su sobrina, rechazó cualquier cargo y desde entonces viene proclamando su inocencia en distintos ámbitos.