Las milicias cibernéticas del mileísmo se radicalizan ante la crisis económica que no cesa
Todas las administraciones tienen períodos primaverales al inicio de sus gestiones. Luego, por obvias razones, comienza el desgaste natural que siempre está asociado a los resultados económicos, especialmente en nuestro país. La primavera de La Libertad Avanza empieza a declinar a ocho meses de mandato debido a los magros números que presenta y que a corto, mediano y largo plazo se vuelven cada vez más complejos.
El primer año de Gobierno es fundamental para cualquiera que llegue al sillón de Rivadavia. Sirve para garantizar gobernabilidad en los tres que vienen, teniendo en cuenta que ese período es atravesado por las elecciones de medio término, que son el termómetro que define la realidad (o no) de los discursos del oficialismo y la oposición.
Un síntoma que se verifica en Casa Rosada es que, cada vez que se produce este fenómeno, los gobiernos de turno inician una radicalización ante las críticas. Lo de Javier Milei excede parte de este racconto porque su campaña estuvo basada en ese esquema de extremismo frente a quienes cuestionaron las denominadas “ideas de la libertad” desde el principio. El jefe de Estado llegó a Balcarce 50 con un tándem de operadores en red que lo promovieron en eso que ellos mismos denominan “territorialidad digital”.
La estructura operativa de ese dispositivo está encabezada por el propio presidente, que en pos de la “disrupción” hace de su gestión un evangelio del reposteo permanente en X (otrora Twitter), seguido por una miríada de trolls que bajo lineamientos de rango digital (en número de seguidores) van marcando las pautas a viralizar. Daniel Parisini, alias el Gordo Dan, es una pieza clave de ese engranaje.
El actual mandatario no da a conocer agendas diarias, salvo cuando viaja al exterior y sin demasiados detalles, especialmente cuando de gastos se trata. Esa es otra de las políticas permanentes: en 8 meses de mandato tuvo la friolera de 13 viajes, entre Estados Unidos, Europa y países de la región.
Su actividad en las redes se potencia cuando está, como casi todos los días de la semana, en la Residencia de Olivos, bastante disociado de la gobernanza. Su hermana Karina Milei (secretaria General de la Presidencia) es quien lo representa en el palacio gubernamental, rodeado del asesor y consejero insignia, Santiago Caputo, a la vez que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, intenta modular las relaciones públicas de orden político con diversos actores de la oposición. Todo el que pasa por Balcarce 50 visita el despacho del ministro coordinador.
Es consabida la actitud violenta que el jefe de Estado refleja en sus tuits -o retuits- para con todo aquel que ose criticar, cuestionar, o simplemente intentar debatir, alguno de los predicamentos y medidas que vierte en su gobierno.
En ese ecosistema de enemigos de las “fuerzas del cielo” pueden entrar opositores, empresarios, artistas, y entre otros, periodistas. La relación con estos últimos fue cada vez fue más beligerante de su parte, hasta llegar a insultar y exponer a varios trabajadores del medio. Pero sin dudas, uno de los lugares donde Milei hizo foco para actuar a través de su equipo de comunicación fue la histórica sala de acreditados en Casa de Gobierno.
En vistas de objetables determinaciones que en su momento tomó la ex portavoz de Alberto Fernández, la dirigente Gabriela Cerruti, la llegada de su sucesor en el cargo, Manuel Adorni, ensayó una suerte de reinicio y una nueva etapa en la relación con la prensa que cumple tareas en la sede del PEN. Las conferencias diarias, a diferencia de su antecesora que eran una vez por semana, se volvieron un clásico que le dieron una sensación de apertura a la gestión comunicacional.
De a poco, esa permeabilidad y buen trato fue tomando un rumbo incierto. Mientras se hacía un gran esfuerzo por mostrar amabilidad en público, se activó un diseño de dispositivos digitales con el objetivo de ridiculizar a quienes preguntaban en las ruedas periodísticas.
El canal de la Vocería presidencial -accesible en diversas plataformas- empezó a ser el que apuntaba al periodista acreditado al que los bots tenían que salir a denostar replicando unas forzadas ediciones en las que se muestra al portavoz como un hábil e inteligente declarante; mientras que quien lo hubiese interrogado, todo lo contrario, terminara indignamente satirizado.
El mecanismo empezó a tomar otro cariz cuando del producto bizarro se pasó a otro nivel. El propio presidente empezó a dedicar tiempo a la iniciativa del escrache virtual, con el fin de que sus ejércitos de replicantes lo reprodujeran ad infinitum. En un principio se tomaba de punto a uno u otro colega en particular. De a poco el arco se fue ampliando y sumó a la elección el matiz que tuviera la pregunta de rigor, dando énfasis a la burla.
Los encargados de los insultos más chabacanos, bajos, y de claro tinte ideológico, que pueden apuntar a aspectos personales, raciales, etc, son los robots anónimos que tienen su centro de operaciones en el ex Salón de las Mujeres de la Casa Rosada, ahora renombrado “de los Próceres”. Los vidrios del lugar fueron cubiertos y la seguridad del palacio evita que nadie se acerque a observar la actividad que allí se desarrolla.
En el contexto de toda esta parafernalia, el área de Comunicación oficial decidió emitir una resolución que exigía requisitos extravagantes para mantener la acreditación en la sede del Gobierno. Cumplida la fecha límite para presentar lo pedido, la colega Silvia Mercado fue eliminada de la plantilla sin que se dieran justificativos con respecto a la decisión.
Los propios funcionarios de la Vocería mileísta decían que era una decisión de la secretaria Milei, pero que estaban tratando de solucionarlo. Como eso nunca ocurrió, la trabajadora de prensa presentó un amparo judicial que era una causa perdida para los asesores legales del Ejecutivo. Claro, lo que se estaba pretendiendo realizar era una clara censura a la libertad de expresión, algo que viola sistemáticamente la Constitución Nacional.
El apoyo a la compañera de todos los acreditados y la definición de la Justicia indignaron a los capitostes libertarios que decidieron probar otra táctica para limpiar la sala a la que consideran infectada de “zurdos”, pese a que allí haya representantes de medios de diversas vertientes editoriales. El plan fue ingresar a dos provocadores que generaran conflictos, y en base a la «resolución Adorni», se pudiera expulsar a quien se quisiera.
Uno fue un prontuariado operador ibérico con varias causas penales en España, entre otras, por estigmatizar a una joven con deficiencias mentales y también por publicar noticias falsas. El otro, es un ex agente del Batallón 601, que fue desacreditado en el Congreso cuando se conoció el pasado que ostentaba, cuando se infiltraba entre los periodistas para colaborar con las fuerzas castrenses en épocas de la dictadura cívico-militar-clerical. El primero de nombre Javier Negre y el segundo, Félix Álvarez.
Entre ambos pergeñaron, con apoyo del funcionariado, generar otra fake news en la que se aseguraba que el colaboracionista del Proceso de Reorganización Nacional no podía preguntar en las ruedas de prensa de Adorni porque se lo censuraba en los sorteos que se hacen a la hora de ver quiénes hacen las cinco preguntas que permite el portavoz.
Algo totalmente falso, ya que el supuesto periodista iba a preguntar un día que el vocero suspendió su conferencia y luego evitó entrar a la sala, aunque fue agregado igual. La otra parte del plan quedó en manos del europeo, quien en cada consulta cuestionaba permanentemente la objetividad de los acreditados.
El martes, cuando un colega se le acercó de buen modo a pedirle que dejara de objetar a los profesionales de la Casa, Negre respondió de mal modo, y cuando quien escribe le pidió que respetara nuestro trabajo y dejara de atacar para provocar, increpó reclamando por qué no preguntaba por Alberto Fernández.
De ahí en más filmó con su celular la discusión que nunca terminó como se muestra en un vídeo editado, al estilo de los de la Vocería libertaria, donde pareciera que fue agredido, algo que nunca sucedió. De hecho, escribió que lo habían rescatado las fuerzas de seguridad de la Rosada y otra serie de mentiras que no vale la pena escribir.
Al otro día, cuando este periodista iba a hacer una pregunta vinculada a la pobreza y a la economía, Adorni abonó la apócrifa fake del extraño personaje, que de un día para el otro se convirtió en el único corresponsal extranjero con la posibilidad de preguntar.
A partir de lo que circulaba en las redes, y multiplicaban desde el primer mandatario hasta la mayoría de sus trolls, el autor de este artículo, no sólo empezó a ser atacado en el mundo virtual, sino con llamadas nocturnas y de madrugada en las que se le decía: “Kircho, te vamos a cortar en pedacitos”; “kuka te estamos yendo a buscar”; “sabemos dónde estás zurdo”, entre las cosas que se pueden publicar, el resto es realmente irreproducible, y de todos modos están a la vista en la web.
Frente al ataque conjunto de Milei, Adorni y su equipo, junto al dueto de infiltrados, que obviamente los libertarios niegan al igual que al numeroso tándem de trolls ubicados en el primer piso de Casa de Gobierno, decidí decir en vivo que responsabilizaba por cualquier cosa que pudiera sucederme al presidente de la Nación, que -afirmé- realiza “posteos que dan miedo” siendo la máxima autoridad de la República Argentina.
Está claro que la búsqueda de este conjunto de altos funcionarios es disciplinar, asustar y amedrentar a todo aquel que no se alinee a sus paradójicas ideas de la Libertad, pero que asimismo, intentan llevar a todos los argentinos a un terreno peligroso que debemos evitar.
Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada y el Parlamento de la República Argentina para FM Concierto 105.5