Massa va por el Dólar Qatar, otro cepo que se contradice con los numerosos y costosos viajes oficiales
Este Gobierno asumió con varias políticas en referencia al turismo que fueron fluctuando en base a las necesidades económicas. Está claro que hay un problema de reservas del Banco Central que llevó a limitar con distintos impuestos los viajes al exterior de quienes tienen la posibilidad de hacerlo. No así los gastos en moneda extranjera de los altos funcionarios nacionales y provinciales que generan polémicas. El ministro Massa estuvo en Estados Unidos con una comitiva de más de 20 asistentes, le siguió -al mismo destino- el presidente Fernández con unas 50 personas, y por estas horas el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, recorre suelo norteamericano con 10 gobernadores del Norte Grande junto a otra gran delegación de dirigentes y colaboradores. Algo que se replicará en poco tiempo, cuando el jefe de Estado vuelva a aterrizar en EEUU para concretar la bilateral que tanto ansía con su par Joe Biden.
Desde el núcleo duro de la administración del Frente de Todos que encabeza Alberto Fernández y Cristina Kirchner, siempre hubo críticas al sector de la población que elige pasar sus vacaciones en el exterior, eso si, evitando la autocrítica sobre los propios dirigentes que hacen lo mismo. Debido a los diferentes problemas que tiene la economía local las sucesivas medidas que se aplican no logran los objetivos que el Gobierno pretende.
La nueva iniciativa que va a instrumentar Sergio Massa es el denominado «Dólar Qatar», que va significar un recargo a los viajes al exterior ante el inicio del Mundial de Fútbol 2022. Esto implica que la cotización del tipo de cambio que utilicen los argentinos que viajen va a rondar rondar los $300, y ese será el valor que se deberá abonar desde el mes de octubre para salir de la Argentina. Esta flamante anomalía cambiaria suma más cotizaciones diferenciadas y distorsionan cada vez más la política cambiaria de un país que tiene prevista una inflación del 95 por ciento, desde el oficialismo, pero de tres dígitos a partir de los análisis de las consultoras privadas.
Lo que se va a hacer es que el Gobierno nacional conviva con un dólar de 300 pesos para los argentinos que vuelen a Qatar, pero pagará un tipo de cambio de $129 a los extranjeros que ingresen. Ésa es la cotización que se les ofrece a los turistas que visitan nuestro territorio.
En las pantallas del Aeropuerto Internacional de Ezeiza se les informa a los recién llegados que el cambio oficial es de ese valor para la venta y de $123 para la compra. Asimismo, se les advierte que no cambien su dinero en lugares no habilitados, es decir la conocidas «cuevas», por su seguridad. En esa lógica de proteger al turista extranjero, lo que hace el Gobierno es cotizarle a un valor irrisorio los billetes verdes o Euros que trae.
De todos modos son muy pocos los turistas que cumplen ese pedido oficial. Salvo el caso de algunos viajeros que vienen por primera vez -y están poco informados sobre la crítica realidad realidad argentina- la mayoría de los extranjeros liquidan sus divisas al cambio que cotiza el blue.
Los centros turísticos más importantes argentinos tuvieron en los últimos meses una alta ocupación de brasileños, chilenos, uruguayos y paraguayos. Estos visitantes buscaron vender sus dólares en el mercado informal, que paga más del doble de la cotización del Banco Nación.
El problema que tiene la administración central, y que excede al de los argentinos que viajen al Mundial, es que la balanza cambiaria en materia turística -que incluye las compras con tarjeta al exterior, aunque sean realizadas desde el país- es muy deficitaria, o sea, viajan más argentinos fuera del país que los extranjeros que llegan.
Hay estimaciones que indican que el déficit de este año rondará los 7.000 millones de dólares. Este rojo que tiene el Banco Central se produce con un nivel de actividad muy bajo con respecto a años anteriores, caso el del 2019, antes de que se cerraran las fronteras por debido a la pandemia.
Un informe del organismo que regula el mercado aerocomercial, señala que en agosto la cantidad de pasajeros transportados en vuelos internacionales se ubica un 32% debajo de igual mes del 2019, año en el que ya había una gran recesión. Entre ingresos y egresos se contabilizaron 794.000 viajeros, poco menos que en julio con 808.000. De esta manera de demuestra que el BCRA no puede cubrir la demanda de dólares para este rubro, que representa una tercera parte de lo que fue en la emergencia sanitaria del Covid-19.
La mayoría de los países ya recuperó la actividad aerocomercial respecto a los niveles registrados previos antes de la crisis que generó el Coronavirus y, en algunos casos, está por arriba, debido a que la salida de las restricciones sanitarias provocó mayor deseo de viajar que el que había antes. Si Argentina hubiese tenido ese mismo efecto, y hoy la demanda fuera semejante a la de hace tres años, está claro que no habría moneda norteamericana para cubrir esa necesidad.
Por esto es que el Gobierno argentino tiene un cepo al turismo al exterior que limita la salida de sus ciudadanos. A los recargos impositivos mencionados hay que sumarle la prohibición de la venta de pasajes y servicios turísticos en cuotas, a la vez que la salida de varias compañías aéreas que dejaron de operar por un mercado poco atractivo bajo estas condiciones. De todos modos hay demanda y la balanza cambiaria sigue golpeada.
La llegada de turistas externos, no suma reservas de forma directas, ya que muchos viajeros operan en el mercado de cambio ilegal para aprovechar la brecha cambiaria. La mayoría de ellos llegados de Brasil, Chile y Uruguay, que conocen las anormalidades económicas argentinas y buscan el cambio que más los favorece, al igual que cualquier habitante local. Estos turistas ayudan a recuperar el mercado de cabotaje que, en la misma comparación contra agosto del 2019, está sólo 14% por debajo.
Está claro que cada dólar que se demande por turismo significa un problema para Miguel Ángel Pesce, presidente de la principal entidad financiera argentina, aunque la misma no sea tan elevada. Una muestra más de la fragilidad que tiene el plan económico de Sergio Massa.
Según estimaciones del embajador argentino en Qatar, Guillermo Nicolás, entre 30.000 y 40.000 argentinos estarán presentes en noviembre para ver al seleccionado nacional. El diplomático aclaró que muchos llegarán desde otros países, en particular de Europa. Inclusive, tal vez sean la mayoría. Esto muestra que la demanda real de dólares en la Argentina para quienes viajen al campeonato es cercana a las 10.000 o 15 mil personas.
El promedio de pasajeros por mes es de un promedio de 800.000. Una parte menor son extranjeros. Se calcula que ingresan al país unos 400.000 extranjeros por mes en todo concepto: terrestre, fluvial o aéreo. Así ese número se reduciría significativamente en cuanto a los que ingresan a través de vuelos.
Descontando los extranjeros a los 800.000 pasajeros mensuales que arriban a los distintos aeropuertos internacionales de la Argentina en unos 100.000 (o poco más por mes) los 15.000 adicionales que se sumarán, entre noviembre y diciembre por viajes a Qatar implicaría una demanda mayor de entre 1% y 2% por dos meses. Un porcentaje menos que no justifica la ampliación del límite a la salida de turistas locales.
Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada y el Parlamento nacional argentino para FM Concierto 105.5