Madre prostituía a su hija de 14 años, secuestraron celulares de clientes
Una santiagueña fue detenida el martes, sindicada de obrar cuál proxeneta de su propia hija, de 14 años, a cuyos clientes les pedía pagos máximos de $ 30.000, a ser divididos en partes iguales con la menor.
«Promoción y facilitación de la prostitución» es lo que le enrostra la fiscal, Rocío Fringes, a la sospechosa, quien fue apresada por personal de la Comisaría de la Mujer y Familia Nº 3, en media docena de allanamientos refrendados por el juez de Control y Garantías, Guillermo Paradelo.
No se trata de un delito leve. Las normas legales prevén penas mínimas de 6 y máximas de 15 años de prisión, máxime tratándose de su progenitora.
Todo se precipitó el 24 de agosto. Hasta entonces, una de las abuelas de la menor venía observando conductas sugestivas. La nieta salía a cualquier hora del día y gastaba dinero, sin trabajo aparente alguno.
Aquella tarde, la mujer se trasladó a la casa del abuelo, su ex pareja, y se puso a observar por una de las ventanas que conducen a una de las habitaciones. Así, vio al sujeto con el cuerpo medio desnudo junto a la cama. La mujer se trasladó a la Comisaría y retornó con policías.
Golpearon a la puerta y en pocos minutos apareció el hombre ya vestido. Ingresaron a la pieza y encontraron a la adolescente también con ropa.
Ya en la casa, la menor se habría quebrado y terminó confiándole a su abuela aquella «verdad oculta». Según la jovencita, su madre la ofrecía a sujetos a cambio de dinero.
El propio abuelo pagó $ 30.000. También delató a otro sujeto, «quien me da mercadería y fiambres. Siempre nos juntamos en una plaza», relató la adolescente.
Otro presunto cliente habría pagado $ 10.000. «Mi mami me llevaba y dejaba cerca de un residencial», acotó la víctima. Se estableció que otro hombre «pagaba siempre $ 5.000», habría complementado la jovencita a su abuela.
El juez Guillermo Paradelo, con todas las cartas sobre la mesa, dio luz verde y los policías golpearon en varios domicilios. Según las fuentes, «pegaron» fuerte en cuatro propiedades ubicadas en diversos sectores de la ciudad de Frías.
La menor víctima será acompañada por un familiar adulto. Enfrente, trabajarán Fringes y los psicólogos especializados. Una confirmación a los «abusos» y partirán allanamientos y detenciones.
El futuro se avecina entre gris y negro, al menos para la media docena de «clientes» que tenían sexo pago con una menor de 14 años.
Es harto conocido que el consentimiento de una menor es irrelevante para la Ley que establece este delito en el artículo 125 del Código Penal. Mínimas de 3 y máximas hasta de 13 años, tanto para los extraños, mucho más para la progenitora.
El revuelo del martes era mayúsculo, ya que trascendió que el número de clientes sería más alto. Es decir, sugerían, muy por debajo, que el foco del escándalo se concentrará más en los clientes, que en la madre, por cuestionable que emerja su conducta.
Sin ánimo de redimirla o justificarla en su abrumadora pobreza, los policías deslizaron que los clientes no tenían excusa alguna para justificarse. /El Liberal