Massa, el candidato que ejerce como presidente y se siente reelegido
En las galerías, pasillos, patios, comedor, baños, puertas vidriadas de despachos y oficinas, y otros sectores de Casa Rosada, se ve gran cantidad de carteles y afiches con el rostro de Sergio Massa.
Hay candidato para todos los gustos. Uno loockeado de San Martín subido a su caballo blanco y otro donde aparece como un obrero aclamado por sus compañeros trabajadores. Algunos están dibujados al estilo peronista de los años ’40 y otras son fotografías más elaboradas donde se ve al presidenciable siempre sonriente, con algún brazo en alto y sugiriendo un triunfo asegurado.
Las consignas que acompañan las imágenes son: “Massa Presidente”; “Massa 2023”; “El cambio se construye con trabajo”; “Todos juntos con Massa”; “Se terminó la grieta, UNIDAD NACIONAL”, entre otros. Esta última genera una suerte de Déjà vu sobre el mantra que recitaba Fernández en 2019, cuando de la mano de su ex mentora, CFK, llegaba al sillón de Rivadavia.
En las pantallas televisivas de la sala de periodistas y las que están en otros sectores de Balcarce 50 se ve permanentemente al tigrense en reuniones, actos, visitas, recorridas o haciendo todo tipo de anuncios. El último que realizó fue objetado desde la oposición ante la Justicia penal por violar la veda.
Ocurrió luego de que junto a la titular de la ANSES, Fernanda Raverta, informara que ampliaba créditos para jubilados, pensionados y trabajadores bajo relación de dependencia. La respuesta del propio Massa no se hizo esperar. Señaló que si lo van a denunciar por “resolver la vida a los jubilados, que nos denuncien”. Otros dijeron que esa normativa es para las PASO y la primera vuelta, no para la segunda.
Por su parte, Alberto Fernández sigue siendo un visitante silencioso de la sede del Poder Ejecutivo. Esta semana circulaban en redes sociales rumores infundados que hablaban de una posible renuncia suya. Para que se despejara el runrún se organizaron un par de actividades al casi invisible jefe de Estado.
El miércoles fue al partido bonaerense de Florencio Varela a recorrer obras en ejecución de un entubamiento, y el jueves hizo lo mismo en un edificio de la Universidad de Arte de la Boca. Todo sin prensa, y mucho menos, declaraciones o discursos. Muy lejos quedaron aquellos días de la centralidad pandémica.
En el resto de las jornadas, el titular del Ejecutivo estuvo en Olivos o llegó a Casa de Gobierno en el helicóptero oficial sin otro cometido que quedarse en su despacho, y cada tanto, hacer alguna de sus intermitentes y misteriosas salidas hacia la zona de Puerto Madero sin claro destino.
Fuentes cercanas explicaron que, en más de una oportunidad, lo que hace Fernández es ir a tomar un descanso al departamento que se le adjudica al publicista, José “Pepe” Albistur, esposo de la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, domicilio al que ya como ex mandatario, Alberto F. podría volver temporalmente después del 10 de diciembre.
También quedaron en un mero recuerdo las conferencias de prensa de los jueves de la portavoz Gabriela Cerruti, a quien no se la ve más circulando por los corredores rosados, con papeles y celular en mano con cara de muy pocos amigos.
La “Remisería”, como se bautizó a la oficina del Ministerio del Interior que da al Patio de las Palmeras -porque siempre estaba con las puertas abiertas- hoy se mantiene cerrada y sus ocupantes atienden por turno a quienes necesiten hacer consultas.
Eduardo “Wado” de Pedro oficia de jefe de campaña del tigrense, aunque en rigor de verdad quien se encarga de eso es el propio Massa, Malena Galmarini, y sus flamantes asesores brasileños, encabezados por Edinho Silva, el recomendado por Lula con el objetivo de demoler el fenómeno Milei, que con sus vasos comunicantes y línea directa al massismo fue funcional a la división del eje opositor duro que ahora busca reencolumnarse en la figura de Mauricio Macri.
Pese al clima triunfalista del peronismo, que se dirime entre faltantes de combustibles, insumos médicos críticos y torniquetes a los precios que no dan resultado, tanto en Hacienda como en Rosada es común escuchar los cálculos que se hacen sobre ilusorios votantes que irían de un lado al otro de las opciones que quedaron de cara al 19 de noviembre. Cada uno muestra y comparte por WhatsApp la última encuesta que más le gusta, pero que siempre da ganador al postulante oficialista.
Un dirigente justicialista que fue a alguna oficina del palacio gubernamental aseguró: “Ganamos pero con los votos que le vamos a sacar a Milei, no a Patricia (Bullrich)”. El hombre se sinceró al manifestar que no fue buena idea la postal que se vio en la Asamblea Legislativa en el Congreso donde se proclamaron las fórmulas que se enfrentarán en el balotaje.
“Todo bien, pero eso del palco y Sergio mirando desde arriba a toda la cámara, quedando otra vez pegado a Cristina… ¿pero a quién se le ocurrió?”, se quejó el otrora funcionario.
No son pocos los que se preguntan qué va a pasar cuando los operativos de la Aduana, AFIP y la Policía Federal dejen de mantener artificialmente el dólar blue apenas por debajo de los 1000 pesos. Todos saben que la historia de “El Croata” tiene fecha de vencimiento en unas semanas más.
Es que Argentina pagó unos 2.600 millones de dólares al FMI en materia de vencimientos. Sumas que fueron prorrogadas hasta después de las generales y que ponen aún más en rojo las reservas del Banco Central. Que es el problema objetivo que origina la falta de billetes verdes.
Desde el triángulo de poder de la coalición de gobierno, en la que la Rosada perdió toda capacidad de gestión, se perciben más tensiones. Es que Alberto F. avaló el comunicado de la Cancillería que firmó Santiago Cafiero condenando los ataques israelíes a un campo de refugiados en Gaza, del que Massa se despegó rápidamente replicando un tuit del senador Pablo Yedlin, quien repudió las acciones de Hamas.
Poco antes, el ministro-candidato se había mostrado en la DAIA con fotos de los rehenes en Oriente Medio.
Fue el viernes cuando el Presidente tuvo que recibir a las autoridades de AMIA y DAIA para, según informó un escueto comunicado oficial, las entidades fueron notificadas sobre “todo el trabajo que viene realizando el gobierno argentino para la liberación de los rehenes y se comprometió a continuar y redoblar las acciones para que sean liberados de manera incondicional e inmediata”.
En base al mismo texto de Presidencia, los referentes de la colectividad agradecieron el apoyo del Gobierno, pero nada se aseveró con respecto a sí se tocó el tema de la conflictiva posición que fijó el Ministerio de Relaciones Exteriores en referencia a la acción militar de Israel sobre Palestina.
Además de las claras diferencias geopolíticas en el seno de una Unión por la Patria, que contiene un ala kirchnerista pro palestina y a otra peronista pro israelí, la pregunta es ¿qué otras rivalidades en estado de latencia electoral se ocultan -o disimulan- en una posible administración, que de acceder a otros cuatro años de gestión, deberá enfrentar un férreo ajuste que el peronismo siempre prefiere que hagan gobiernos a los que califica de derecha?.
En el marco electoral, en lo que sí se impuso el equipo massista, fue en establecer que en el debate presidencial que se realizará en la UBA el próximo 12 de noviembre, no se puedan utilizar apuntes ni machetes. Es decir que básicamente no se lea. Algo que Javier Milei hizo en los dos encuentros anteriores, y que, a entender de los asesores de campaña, debilitará al libertario en el choque definitivo.
Aunque UP se ve ganadora, desde Hacienda reclaman a la militancia que no se relaje. Piden potenciar eso que llaman “micromilitancia”, y que tiene como mensaje central la idea de “derechos y democracia contra autoritarismo y quita de subsidios”. El mileísmo intenta bajar los decibeles y acalló a algunos de sus referentes, tal el caso de Ramiro Marra. Decisiones que imponen bozal a espejo del massismo en las filas del ex FdT.
La síntesis que arguyen los pocos kirchneristas que deambulan por Rosada es que otra vez la disputa es entre Cristina Kirchner y Mauricio Macri. El argumento es que sólo han cambiado sus delfines. Una idea que viene agotando al electorado y que tiene por resultado la baja participación ciudadana en los comicios.
No son pocos los que deducen que en el caso del ex mandatario de Cambiemos, su estrategia está basada en la búsqueda de ubicarse como líder de una eventual oposición, pese a la ruptura coyuntural de Juntos por el Cambio.
Algo que quizás CFK haría si la taba cayera a la inversa. “Ella ahora jugó con Massa y ordenó la tropa, él no tuvo otra opción que hacerlo con Milei, pero no ordenó nada”, espetó un ex albertista que ya se figura trabajando con el mandamás del Frente Renovador.
Aquellos cristinistas que han recobrado la fe en Sergio M. luego de considerarlo un traidor irrecuperable al que calificaban de derechoso y con peligrosos vínculos con el narcotráfico y la embajada de EEUU, aseguran que esta vez no va a apostatar. “No se va a animar”, afirmó un militante social que confía en que “la calle sigue siendo nuestra y eso es lo que vale… además nosotros lo pusimos ahí”, asegura y subraya en tono provocador: “¡Qué se va a animar!”.
La frase, expuesta a Política&Medios, tuvo un claro destinatario, el todavía presidente de la Nación, que hace unos días declaró a su entorno que “Cristina va a descubrir que Sergio no es como yo”. Amenazas veladas antes de la batalla final, que gane quien gane, presagia futuros inciertos a la corporación política y a todos los argentinos.
Juan Pablo Peralta, periodista acreditado en Casa Rosada y el Parlamento nacional argentino para FM Concierto 105.5