Son 16 los gobernadores dispuestos a sumarse al Pacto 25 de Mayo que impulsa Milei
El próximo viernes, en la Casa Rosada, Javier Milei tiene la oportunidad de generar un quiebre en la relación que lo une a los gobernadores de todo el país y que hasta aquí ha sido traumática, sin importar la bandera política o los halagos del principio de gestión.
Sus principales ministros recibirán a la mayoría de los mandatarios para empezar a negociar el “Pacto del 25 de Mayo”, el acuerdo político, social y económico que el Presidente anunció en la apertura de las sesiones ordinarias.
La convocatoria expuso un cambio claro en la estrategia del Jefe de Estado, que ahora está dispuesto a abrir un canal de diálogo con los mandatarios y negociar la aprobación de una nueva Ley Ómnibus, a cambio de un paquete de alivio fiscal para las economías provinciales. Es una muestra de apertura, teniendo en cuenta la agresividad y la ferocidad de los enfrentamientos de las últimas semanas.
Los gobernadores -sin importar el partido político- irán a buscar claridad sobre el pacto que Milei quiere firmar en Córdoba el próximo 25 de mayo. “Buscamos propuestas concretas y documentos formales. Queremos evitar malos entendidos y teléfonos descompuestos”, indicaron en una de las provincias más pobladas del país, según publica Infobae.
En Balcarce 50 aseguran que van a “escuchar” a los mandatarios y que quieren saber sus realidades provinciales, para luego “negociar”. “Queremos llegar a un acuerdo para sacar la parte más importante de la Ley Bases”, indicaron en una de las oficinas más influyentes de la Casa de Gobierno. En ese listado se incluyen las facultades delegadas para el Presidente y la privatización de empresas públicas, dos de los puntos sensibles del proyecto que se cayó durante su tratamiento en la Cámara de Diputados.
“Vamos a ver de qué se trata. Siempre hay cosas para mejorar, pero la condición es que sea para el bien de todos. Esperamos que no haya presiones y podamos trabajar bien”, le aseguró a Infobae uno de los gobernadores con más trayectoria. Hay desconfianza pero voluntad de bajar el tono de la confrontación. Hay una decisión política de fondo -aparentemente de ambos lados del mostrador- de pacificar el vínculo que une al gobierno nacional con las provincias, y generar estabilidad en la gestión.
El ministro del Interior, Guillermo Francos, dijo ayer que, finalmente, habrá más reuniones con gobernadores, debido a que algunos de ellos no podían acudir el viernes por problemas de agenda. Será en etapas. Dos de ellos son Marcelo Orrego (San Juan) y Alfredo Cornejo (Mendoza), que se encuentran en Canadá, donde asistieron a la feria Prospectors & Developers Association of Canada (PDAC), las más grande del mundo en materia minera. Ambos pensaban enviar a sus vicegobernadores en representación.
El sanjuanino y el mendocino son parte de un grupo de gobernadores que avalan el “Pacto del 25 de Mayo” y que están predispuestos a buscar acuerdos en las reuniones previas, para poner su firma en el documento que se presentaría en Córdoba dentro de dos meses. La mayoría de los mandatarios respaldan el pacto, más allá de que quieran conocer al detalle su contenido y tener certezas sobre cómo se van a recomponer sus arcas tras el ajuste, la quita de subsidios y la eliminación de las transferencias no automáticas. Quieren hablar. Quieren negociar.
Hay gobernadores que no le cierran la puerta al pacto propuesto por Milei y que estarán en la Casa Rosada el próximo viernes, como es el caso de Alberto Weretilneck (Río Negro) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego). Ambos fueron muy duros con el gobierno libertario el último fin de semana, tras el discurso presidencial del viernes por la noche. Tienen una relación muy tensa con el oficialismo y lo que suceda pasado mañana podría mejorarla o, en el peor de los casos, empeorarla. Es un momento trascendente para el futuro inmediato.
En declaraciones al Diario de Río Negro, Weretilneck dijo que la convocatoria “tiene la misma forma de un apriete”. “‘Si ustedes apoyan esta ley, yo les doy esta plata’. Planteado así, suena realmente feo”, sostuvo el rionegrino durante la apertura de las sesiones en la legislatura provincial, donde también consideró que es necesario que haya “diálogo, consenso y acuerdos”. Marcó su disgustó con claridad y contundencia.
En tanto, Melella explicó en una entrevista con una radio provincial que en el documento “tiene que estar el respeto a la Constitución, al federalismo, al desarrollo de cada provincia, a los jubilados, a los trabajadores y a los que menos tienen”. Y aclaró: “Esos son ejes de los que nadie se puede mover”. Además criticó el discurso de Milei en el Congreso: “Hubo momentos de mucha agresión y después un llamado al diálogo y el consenso. No se necesitan más enfrentamientos”.
Los dos gobernadores hacen equilibrio y evitan definiciones contundentes. Quieren esperar y, al mismo tiempo, pretenden no caer en la crítica fácil y sistemática para saltar la convocatoria. Sus definiciones públicas los colocan en la fila de espera, así como a otros gobernadores el silencio los ubica en el grupo de los indefinidos acostumbrados a los caminos sinuosos. Los que no quieren romper todos los puentes con la Casa Rosada pero tampoco quieren diluir su perfil opositor.
En el grupo de los que no han tomado una decisión clara están también Claudio Vidal (Santa Cruz), Gildo Insfrán (Formosa) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero). El formoseño, histórico del peronismo del interior, tuvo un discurso muy duro con Milei en el inicio del año legislativo. Marcó su malestar pero no se dio de baja del pacto. Incluso, su ministro de Economía estará presente en la reunión de este miércoles en el Palacio de Hacienda, donde estarán la mayoría de sus colegas de todo el país.
“La historia nos enseña que este tipo de planes de gobiernos neoliberales terminan recurriendo a métodos violentos para sostenerse, debido a su inevitable pérdida de consenso ante los daños que generan”, fue una de las múltiples definiciones críticas que tuvo Insfrán en su discurso. Zamora aceptó la invitación oficial y el viernes estará en la Casa Rosada. El santiagueño es uno de los gobernadores más flexibles y pragmáticos de Unión por la Patria (UP).
El silencio es una postura política amparada en un sentido práctico. Esperar y saber manejar los tiempos en un contexto convulsionado, donde la situación económica es crítica pero, al mismo tiempo, el Presidente conserva un importante nivel de respaldo público. El resultado de esa cuenta -impensada para muchos peronistas que creen que con el paso de las semanas el respaldo a Milei se desintegrará- incomoda a algunos gobernadores tiempistas.
Solo tres mandatarios rechazaron con dureza el “Pacto del 25 de Mayo”: Axel Kicillof (Buenos Aires), Sergio Ziliotto (La Pampa) y Ricardo Quintela (La Rioja). Todos son parte de UP. “Milei tiene que dejar de extorsionar a los gobernadores para que aprueben leyes”, dijo el gobernador bonaerense. “Si el Presidente no cumple las leyes, ¿cómo vamos a ir a un nuevo pacto?”, se preguntó el pampeano. “Te quieren someter. Hay un Estado que no funciona. Es imposible avanzar si te ponen como condición apoyar una ley que no se puede apoyar”, señaló el riojano, sobre la exigencia de respaldar una nueva Ley Ómnibus.
Si el Gobierno no sabe contener a los gobernadores que miran de reojo la convocatoria y no hace una propuesta formal concreta, es probable que el grupo de los tres se amplíe, señala Infobae. En gran medida, dependerá de la oferta que hagan los ministros de Milei y lo que pidan a cambio. Y también de hasta dónde están dispuestos a respaldar los gobernadores el nuevo proyecto de ley que tanto necesita el oficialismo y que fue bloqueado por la mayor parte del arco opositor un par de semanas atrás en la Cámara de Diputados.
Hasta el momento Francos ha sido una pieza clave para restituir el diálogo con los gobernadores. En la Casa Rosada ya se sabe que el ministro del Interior arregla lo que el Presidente rompe. Pero Milei llegó demasiado lejos en sus agresiones y descalificaciones, y el clima se puso espeso. Fue Francos quien comenzó la negociación con cinco gobernadores para abrir el camino hacia el pacto propuesto por el primer mandatario, y coordinar una mesa de negociación donde el toma y daca no sea denostado. Su muñeca política será determinante para mantener el eje de la conversación.