Cristina Kirchner volvió a condicionar al presidente Fernández en sus negociaciones con el FMI
Como estaba anunciado y promovido especialmente desde el ala kirchnerista del Gobierno nacional, se produjo el primer acto conjunto, y de gran envergadura, entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner desde que asumieron el 10 de diciembre de 2019. Fue en las puertas de Balcarce 50, en Casa Rosada, y de cara a la Plaza de Mayo con una importante convocatoria. La excusa fue celebrar el Día de la Democracia (a 38 años de la asunción del Gobierno del radical Raúl Alfonsín, luego de siete años de dictadura cívico-militar), y el Día Internacional de los Derechos Humanos. Como se preveía, el discurso de la jefa política del Frente de Todos, giró en torno a las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional. La mismas se llevan adelante desde hace un año pero no avanzan, una, por las condiciones que pretende imponer el organismo de crédito internacional sobre esos 44 mil millones de dólares que se le otorgó a la administración de Mauricio Macri, y por diferencias internas en la propia coalición a cargo del Estado. En su discurso, la Vicepresidenta volvió a condicionar, demostrando desconfianza en las tratativas y los términos de refinanciamiento de la deuda externa. El planteó fue hecho al primer mandatario, quien le respondió con la promesa de que no va avala “nada que signifique poner en riesgo el crecimiento de la Argentina”.
Antes de que hablaran los integrantes de la fórmula que llegó al poder hace dos años los hicieron, el ex presidente de Brasil, Inácio Lula Da Silva, y el de Uruguay, José “Pepe” Mujica, quienes fueron invitados especialmente a participar del evento. De todos modos, la palabras de la ex titular del Ejecutivo fue central. La actividad, a la que convocó la organización que encabeza el hijo de la actual senadora, Máximo Kirchner, no tuvo mucha participación de los gremios, gobernadores y los intendentes bonaerenses, hubo organizaciones sociales oficialistas, pero sin la cantidad de personas que movilizaron para el Día de la Militancia -el pasado 17 de noviembre-, cuando la idea de los caciques sindicales y los secretarios generales de los movimientos sociales (hoy secretarios de Estado de Fernández en el Ministerio de Desarrollo Social) era empoderar al Presidente por sobre su vice. Algunas fuentes aseguraron hubo unas 250.000 personas en la histórica plaza.
La portavoz Gabriela Cerruti, no dio detalles sobre los gastos que generó el acontecimiento pero reconoció que no hubo invitación formal a los partidos de la oposición, algo que recibió críticas desde diversos sectores que cuestionaron la decisión que, para ellos, convierte la celebración en algo netamente partidario y no institucional. Fue el Ministerio de Cultura, a cargo de Tristán Bauer, el que contrató a artistas como el folklorista Peteco Carabajal, los rockeros Súper Ratones, el cantautor Víctor Heredia y Teresa Parodi, a Barby Recanati, la banda Massacre, Ráfaga, los brasileños, Francisco Lombres, a la Orquesta Popular de San Bomba, entre otros, y a la cantante Dolores Solá, hermana del renunciado canciller Felipe Solá, que sólo entonó las estrofas del Himno Nacional argentino.
Hubo clima festivo, pese a la dura situación económica que atraviesa el país, a algunos lo acontecido les recordó a los festejos por el Bicentenario, con algo de liturgia del partido Justicialista. Más allá de la recorrida que hicieron ambos altos funcionarios sobre los desaparecidos y la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo todo fue eclipsado por los planteos que se hicieron con respecto al FMI. Fernández y Kirchner, se enviaron claros mensajes ante el público, que hacía exclamaciones conociendo claramente las diferencias intestinas en la coalición gubernamental. Fue como un debate a cielo abierto con dos testigos regionales: «Lula» Da Silva y «Pepe» Mujica.
Siguiendo la lógica de la misiva que subió hace semanas a sus redes, CFK volvió a responsabilizar al presidente Fernández sobre lo que se pacte con la entidad financiera mundial. Con esas diatribas entrelíneas, condicionó las posibilidades de acuerdo remarcando que no puede haber ajuste, algo que históricamente no ocurrió en ningún acuerdo que se haya alcanzado con el Fondo, que ahora hace foco sobre la emisión monetaria y el déficit fiscal.
Cristina Kirchner afirmó que se siente “desconfiada” con ese acuerdo y recordó las experiencias con la deuda que tuvieron los presidentes radicales; Ricardo Alfonsín y Fernando de la Rúa. Por ello le pidió a los integrantes del partido centenario que “se despabilen”, y agregó: “es hora de despabilarnos todos los argentinos”. Mientras la observaba desde un costado en el escenario el ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán, quien lleva adelante el diálogo con el staff del organismo financiero.
“Presidente, sé que tenemos muchas dificultades, pero siempre digo que ante grandes adversidades grandes acciones. Digámosle al Fondo que nos ayude. Usted sabe, Alberto, que se habla de restricción externa, y de que a la Argentina le faltan dólares. Pero no faltan dólares, sino que se los llevaron afuera, a paraísos fiscales, por miles de millones. Comprométase a que cada dólar de los que se la llevaron sin pagar impuestos, vuelva. Que sea un punto de negociación”, señaló una aplaudida CFK.
Al tomar la palabra Alberto Fernández, optó por contestar los requerimientos de la mujer que lo ungió para ocupar el cargo que hoy desempeña. “No somos los que no queremos pagar, somos los que nos hacemos cargo de las deudas que los sinvergüenzas nos dejan a nosotros. Cristina decía que el fondo les soltó la mano -a los gobiernos radicales-. Tranquila Cristina, no vamos a firmar nada que signifique poner en peligro el crecimiento de la Argentina”, aseveró. Y manifestó: “no tengas miedo, que si el Fondo me suelta la mano, voy a estar de la mano de cada argentino”, apuntando a los participantes que estaban allí.
“La Argentina del ajuste es historia. No hay más posibilidades de que eso ocurra”. Los tiempos para alcanzar algún acercamiento concreto con el FMI por ahora se diluyen, pese a que habrá sesiones extraordinarias en el Parlamento para intentar apurar la cuestión. Fernández esgrimió: “dicen que ya tendría que estar cerrado, pero me voy a tomar el tiempo que haga falta para garantizar que el acuerdo nos sirva como país, y lo que hace falta es que el crecimiento de este año no se detenga”, apuntó.
Sobre el final, el mandatario hizo un repaso sobre su gestión durante los últimos dos años, Así reivindicó la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, aunque reconoció la pérdida de los sueldos con respecto a la inflación e hizo otra promesa: “venimos creciendo, pero sé que ese crecimiento no llega a todos los argentinos. Prometo que el año que viene haré todo lo que esté a mi alcance para que los salarios crezcan y ese crecimiento no queden en manos de unos pocos”, garantizó. “Cambiemos el mundo y hagamos una Argentina justa y soberana, como siempre soñamos los peronistas”, fue la última frase del jefe de Estado.
Antes, en el Museo del Bicentenario, Cristina Kirchner participó con Fernández, y los invitados regionales (Da Silva y Mujica), de la entrega de los premios Azucena Villaflor, fundadora de la Asociación Madres de Plaza de Mayo que terminó asesinada por los genocidas que encabezaba Jorge Rafael Videla. Los galardones se otorgaron a referentes de Derechos Humanos como Taty Almeida (Madres Línea Fundadora), Estela De Carlotto (titular de Abuelas), el premio Nobel de la Paz (1980) Adolfo Pérez Esquivel, entre otros defensores de los DDHH
Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada y el Parlamento nacional argentino para FM Concierto 105.5