La denuncia es estruendosa. Una concejal de Tartagal y su hermana funcionaria judicial vendían el agua, leche, pañales, ropa, todo lo que llegaba de donaciones para las comunidades wichis en el norte salteño en medio de la pandemia. Una hermana de ambas las denunció ante la Justicia, sin embargo nada ocurrió.
Las mujeres guardaban la mercadería en la casa de la madre y la tenían con llave para que nadie viera nada ni entrara. Se calcula que tienen para llenar al menos siete camiones de mercadería.
