La víctima de este último episodio fue identificada como Antonio “Cata” Olivera (63), quien era el único residente de la vivienda. Los peritos que relevaron el lugar dieron a conocer dos detalles: primero, que el hombre había recibido varios golpes y que al parecer, lo ahorcaron hasta matarlo; y que tenía lesiones defensivas, o sea que se opuso todo lo que pudo a quien o quienes finalmente, le quitaron la vida.
El problema que complicó a los investigadores es la ausencia de testigos que hayan viso u oído algo, ya que los moradores de la zona dijeron que al estar distanciadas las viviendas poco pueden saber. Sí aclararon que el lugar está lleno de perros que suelen ladrar mucho cuando advierten algo raro, pero eso no sucedió el jueves por la noche.
Efectivos de Homicidios, al mando de José Montero, Susana Monteros y Miguel Carabajal, se enteraron de que la víctima acostumbraba a recibir visitas nocturnas y que era habitual verlos consumir grandes cantidades de bebidas alcohólicas.
Lo que determinaron los peritos hasta ahora es que “Cata” fue atacado por dos o más personas, ya que era un hombre fornido y estaba acostumbrado a realizar tareas pesadas; que antes de la mortal agresión habría recibido a sus agresores, que eran conocidos, y por lo que los perros no ladraron; y que no fue un crimen con fines de robo, ya que las pocas cosas de valor que poseía estaban en su lugar.
La pesquisa gira ahora en torno a la vida del fallecido, ya que se busca determinar quiénes eran las personas que solían visitarlo y si había afrontado algún problema con alguien en los últimos tiempos para establecer si ha sido víctima de una venganza.