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Se complica el control de daños en el Gobierno por el escándalo de Olivos

El Gobierno nacional empezó la semana pasada con un potente despliegue electoral, metido de lleno en la organización de varios actos encabezados por Alberto Fernández y los candidatos del Frente de Todos. Apuntar al voto joven fue el eje de la presentación del lunes pasado en Tecnópolis, donde el mandatario señaló que su gen revolucionario nunca se apagó.

Al otro día, el lugar elegido para la jura de los nuevos integrantes del Gabinete en el histórico Salón Blanco de Casa Rosada, marcó la línea “postpandémica” a la que apuesta la administración central de cara a las PASO. Al terminar el evento, el flamante titular de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, se dirigió a las organizaciones sociales en una mini rueda de prensa improvisada con los acreditados de Balcarce 50 en el Patio de las Palmeras. En ese ámbito manifestó que “con este ministro no va hacer falta cortar calles para dialogar”. En ese mismo momento tenía una movilización en las puertas de su cartera, que se extendió hasta el miércoles. Por su lado, Jorge Taiana, ya con el bastón de mando en Defensa, le habló a los altos mandos militares poco antes de ponerse a estudiar cambios en las cúpulas castrenses. Señaló que su prioridad será tener Fuerzas Armadas “subordinadas al poder político”.

Las actividades presidenciales siguieron con actividades vinculadas a mostrar la iniciativa de fortalecer la inclusión de las personas con discapacidad, e intentar dar buenas noticias desde el Gabinete Económico, que en campaña, fue presidido en este caso, por el propio Jefe de Estado en la sede gubernamental. Luego fueron, la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, y la directora de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, las que anunciaron en el Salón de Conferencias, un esquema de créditos a tasa cero que alcanzaría a un millón de personas autónomas y monotributistas. En ese contexto, Todesca reconoció que la meta del 29 por ciento de inflación que se propuso el Gobierno “no es realizable”, y consignó «la inflación se viene reduciendo lentamente, más lento de lo que nos gustaría a nosotros”.

Fernández presentó el jueves en Entre Ríos, un plan de promoción del trabajo registrado enfocado a unos 250 mil trabajadores rurales. En ese contexto admitió «problemas» inflacionarios y culpó a la «voracidad» de los formadores de precios por los aumentos. La frase tenía una explicación, esa tarde, el INDEC dio a conocer una inflación que superaba lo que aguardaba el oficialismo, un 3 por ciento en el pasado mes de julio. Lo que implica un 51,8% interanual, con un acumulado en siete meses de 29,1%.

Esa jornada interminable tuvo un visitante inesperado en el palacio sede del Ejecutivo, Facundo Moyano. El hijo del titular de los Camioneros fue a blanquear una mala noticia para el oficialismo ante el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, dejaba la banca de diputado en el FdT para volver al lugar de donde proviene: el sindicalismo. El mismo ya lo había publicado en las redes, sumando una crítica a la situación económica del país: «no podemos conformarnos con un país que tiene un índice de pobreza de más del 40% y una informalidad laboral del 50%”. Faltaba poco para que el sol cayera sobre Casa de Gobierno con otra novedad perjudicial para el poder de turno. La celebración por los 200 años de la Universidad de Buenos Aires, con la presencia del Presidente, iba a ser eclipsada por la aparición de una foto del 14 de julio del 2020, donde se observa como la pareja presidencial y diez personas más, celebran el cumpleaños de la primera Dama, Fabiola Yañez, en la Residencia de Olivos, violando todas las normativas sanitarias vigentes en ese momento.

Para entonces, ya había pasado el discurso de Cristina Kirchner en Lomas de Zamora, donde hizo pétreas críticas al macrismo, y dio orden de intentar blindar a Fernández, pese a su inevitable enojo. A partir de ahí, todo comenzó a ser una secuencia de desconcierto generalizado. Los teléfonos del secretario de Comunicación y Prensa de Presidencia, Juan Pablo Biondi, no paraban de sonar, encima los rumores lo ponían en el foco de la aparición de la postal, que hizo pública una periodista que salió a aclarar que la imagen no se filtró, sino que forma parte de una investigación periodística. Para entonces, todo eso era una anécdota. En un comité de crisis improvisado se decidió hacer modificaciones en el horario del acto que aguardaba al primer mandatario en Olavarría, en la que sería su primera aparición pública después del escándalo. Ya habían esbozado algo de lo que se planificó, para calmar las aguas, Cafiero y la cabeza de lista bonaerense del FdT, Victoria Tolosa Paz. Ambos hablaron de “error” y sobre “pedir disculpas”.

Así fue que antes de anunciar la ampliación de la Ley de Zonas Frías y la reducción de tarifas de gas, Alberto Fernández expresó que “en ese contexto, el 14 de julio, día del cumpleaños de mi querida Fabiola”, ella, “convocó a un brindis que nunca debía haberse hecho, y que lamento que haya ocurrido, claramente lo lamento, y que, mirado en retrospectiva, debía haber tenido más cuidado, que evidentemente no los tuve”. El jefe de Estado declaró que sobre lo que pasó no se ocultó nada, porque toda la gente que ingresó está registrada y “padece mucho todo esto”. A la hora de cerrar la cuestión aseveró: “desde esa condición humana que tenemos los que hacemos política, lamento lo que ocurrió, no va a volver a ocurrir”.

Lo que llamó la atención fue que, más allá del aplauso que recibió por parte de quienes lo acompañaban en el escenario y debajo de él, el único integrante de la coalición de gobierno que dio retuit al acto, subido en la cuenta oficial de Casa Rosada, fue el propio jefe de Estado. Desde la oposición, las diatribas empezaron a girar en torno al hecho de que el descargo parecía echar culpas sobre Yañez e intentar desligar a Fernández. Los daños que preocupan a los frentistas no pasan por el pedido de juicio político al mandatario en el Congreso, y tampoco la investigación del fiscal federal, Ramiro González, sino por el nuevo golpe que recibe la imagen presidencial, y que podría producir la pérdida de un importante caudal de sufragios entre el 15 y 20 por ciento de independientes que no tienen su voto cautivo.
La visita a Misiones, con el fin de impulsar el programa turístico Previaje, dejó unas expresiones del Presidente que claramente fueron dirigidas a los especialistas en alimentar el fuego amigo. Sin eufemismos, el titular del Ejecutivo declaró: “a veces en la política, que es un lugar donde hay mucha puja, mucha disputa, porque todos quieren ser y los lugares son escasos, uno no logra siempre muchas amistades”. Varias horas después desde su cuenta en la red del pajarito, La Cámpora subió una imagen donde se ve cenando en Olivos, en sus épocas de presidente, a Mauricio Macri, Marcos Peña, y a su entonces ministro de economía, Nicolás Dujovne, con la entonces titular de FMI, Christine Lagarde. El posteo reza: “Con la mitad de la indignación mediática de estos días aplicada a otras fotos nos hubiéramos ahorrado el endeudamiento de las próximas décadas”.

Para continuar el culebrón político que dará muchas más novedades en los próximos días, se agregaron otros retratos desde el Instagram de la propia Yañez. Sugestivas imágenes que mediáticamente dieron letra para especular con la posibilidad de un embarazo de la compañera del Presidente. Lo cierto, es que el plan oficial es intentar neutralizar los ataques que irán llegando en manada, cumpliendo con las presentaciones, en tono de campaña, que esperan en La Matanza, San Martín, Avellaneda y Mar del Plata, como si nada hubiera pasado.

Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada para FM Concierto 105.5

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